𝓐𝓵𝓸𝓷𝓮
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❝ Termina lo que empezaste.
La soledad siempre fue su mejor compañia.
Alana es una joven cientifica, atrapada en
las instalaciones de CRUEL. Su existencia
se reduce a una sola tarea: monitorear el
sujet...
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. . . ❪ VII, ❜❜ :tulip: ੭ ⁾⁾ ╰─────────── • ·
7 | La última Ciudad
ALANA ABRIÓ SUS OJOS DE GOLPE, sobresaltada por el fuerte impacto en su brazo. Antes de que pudiera reaccionar, un mapa cayó sobre su regazo. Levantó la vista, aún aturdida, y se encontró con los ojos avellana de Newt mirándola fijamente desde el asiento de al lado. Había un brillo duro en su mirada, un rastro de cansancio y frustración.
— Se acabó tu siesta, guíanos — dijo Newt con un tono cortante, volviendo la vista hacia la ventana mientras señalaba hacia adelante.
Alana parpadeó, todavía sacudiéndose el sueño, su mente intentando comprender la situación. Antes de que pudiera responder, Sartén giró la cabeza desde el asiento del conductor, una sonrisa irónica dibujándose en su rostro.
— Thomas no es muy bueno siendo GPS — comentó Sartén con una carcajada.
— ¡Que no nos perdimos! — protestó Thomas desde el asiento delantero, su voz sonando un poco más a la defensiva de lo que pretendía.
— De hecho, era por el otro camino — corrigió Alana, con un tono neutral pero firme, señalando con el dedo el lugar correcto en el mapa.
Newt soltó un resoplido, su paciencia visiblemente agotada. — ¿Y por qué no lo dijiste antes? — replicó con dureza, su ceño fruncido y la mandíbula apretada.
Alana lo miró fijamente, su propia ira comenzando a burbujear bajo la superficie.
— Quizás si no me hubieras despertado con un golpe, lo hubiera dicho antes — contestó, su tono afilado como un cuchillo.
— ¿Oh, entonces es mi culpa? — espetó Newt, inclinándose hacia ella, su voz baja pero peligrosa — Porque claro, siempre tiene que ser mi culpa.
— No, Newt, lo que es tu culpa es que estás tan decidido a que yo sea la enemiga, que ni siquiera te das cuenta de que estamos en el mismo equipo.
— ¿Equipo? — se burló Newt, acercándose más, hasta que sus rostros estuvieron a pocos centímetros — Tú eres la última persona en la que confiaría, después de todo lo que ha pasado.
— ¡Basta! — interrumpió Thomas, levantando las manos en un gesto de desesperación — Ambos, cállense. Necesitamos concentrarnos.
Sartén, con una mirada de complicidad hacia Thomas, apagó las luces del vehículo justo cuando llegaron a la entrada del túnel. Una oscuridad espesa y densa los envolvió, silenciando cualquier otro intercambio. La tensión en el aire era palpable, pero por un momento, todos se quedaron quietos, escuchando el eco de sus respiraciones en el túnel estrecho y oscuro.
