𝓐𝓵𝓸𝓷𝓮
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❝ Termina lo que empezaste.
La soledad siempre fue su mejor compañia.
Alana es una joven cientifica, atrapada en
las instalaciones de CRUEL. Su existencia
se reduce a una sola tarea: monitorear el
sujet...
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1 | Ecos del pasado
ALANA CAMINABA DETRÁS de los demás, sus pasos eran lentos y medidos mientras intentaba asimilar todo lo que veía a su alrededor. Las enormes máquinas que rodeaban el lugar zumbaban y chisporroteaban, y el eco metálico de sus engranajes resonaba en su mente. Parecía como si estuviera dentro de una pesadilla futurista, un lugar donde la humanidad se aferraba desesperadamente a la civilización en medio del caos del mundo exterior.
— Pueden llamarme Sr. Janson — dijo el hombre mientras continuaban caminando —Soy el que dirige este lugar.
La voz del hombre, tranquila pero cargada de una autoridad incuestionable, rompió el murmullo inquieto que flotaba en el grupo. Alana sintió un escalofrío al escuchar su tono. Había algo en su voz, una seguridad casi desconcertante, que la hacía sentirse pequeña e indefensa.
— Para nosotros es un Santuario, a salvo de los horrores del mundo exterior —continuó Janson, mientras señalaba las máquinas a su alrededor — Tómenlo como una parada de descanso. Un hogar temporal.
Alana observó cómo las chispas caían desde lo alto de las estructuras metálicas, obligándola a apartarse. Todo el lugar parecía vivo, como un ser mecánico que respiraba y se movía a su propio ritmo, ajeno a los temores de los que lo habitaban.
— ¿Nos llevará a casa? — la voz de Thomas resonó en el aire, cargada de una esperanza contenida.
Janson lo miró con una expresión indescifrable mientras seguían avanzando por el pasillo.
— A un especie de hogar — respondió, su tono impregnado de una certeza fría — Por desgracia, no queda mucho del lugar de donde vienen. Pero tenemos un refugio para ustedes, lejos del desierto, donde CRUEL no los volverá a encontrar.
Las palabras del hombre, aunque aparentemente reconfortantes, hicieron que Alana se sintiera aún más inquieta. Algo en la forma en que Janson las pronunció, con esa mirada que parecía atravesar su piel, la hacía pensar que había más de lo que dejaba entrever. ¿Qué era exactamente lo que los hacía tan valiosos? ¿Por qué, de repente, este refugio parecía tan seguro?
Cuando Janson mencionó aquello, volvió a mirar a Alana directamente. Ella sintió que su estómago se contraía bajo la intensidad de su mirada. Aunque el hombre pretendía tranquilizarlos, Alana no podía evitar sentir que estaban siendo observados, evaluados, como si fueran más que simples refugiados.
— ¿Les gusta la idea? — preguntó Janson, con una sonrisa que no alcanzaba sus ojos.
Alana miró de reojo a Minho, que intercambió una mirada rápida con Newt. Algo no cuadraba, y todos parecían sentirlo, aunque nadie lo expresara abiertamente.
