.2027.

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Cargar con un hombre mas alto que tú que es peso completamente muerto se ve más fácil en las películas.

Oliver me ayuda un poco pero aún así está muy adormilado, cargo con él hasta la salida trasera ya que si queremos salir con la principal debemos pasar frente al despacho de Jadson y eso no va a suceder.

Siento la sensación extraña de proteger a este hombre a pesar de saber que él no me protegió a mi años atrás, debo estar mal de la cabeza.

Quizá sea por el hecho de ser madre, tengo el sentido de la protección más desarrollado. Cuando la vida de un ser vivo depende de ti te vuelves una mamá oso.

Gracias al cielo hoy aparqué cerca de la puerta porque sabía que iba a estar tan cansada que lo único que querría sería irme directa a casa.

Dejo a Oliver apoyado contra el coche, su mejilla se estrella contra el techo del coche dejando un rastro de baba mientras se desliza para quedar sentado en el coche.

-Demonios Oliver *grito*

Me tapo la boca con la mano para acallar el grito, después de este trabajazo de traerlo hasta aquí sería una faena que me descubrieran ahora.

Abro la puerta trasera y vuelvo a cargar con el que fue mi mejor amigo que ahora mismo apesta como una discoteca a las seis de la mañana.

Lo tiro literalmente contra los asientos y cojo sus piernas que se han quedado colgando fuera del asiento para meterlas dentro y cerrar la puerta.

Oliver balbucea cosas sin sentido así que lo ignoro, bastante cabreada estoy ya como para tener que prestar atención a sus delirios de borracho.

Noto mi vestido todo transpirado y el pelo se me pega a la frente, doy una asco inmenso. Me huelo sutilmente para darme cuenta de que ahora mismo huelo a una mezcla entre un atleta y un sin techo.

Genial Oliver, a toda chica le gusta oler así.

Rodeo el coche para ir hacia la puerta del conductor, no me molesto ni en ponerle el cinturón ya que la galería está relativamente cerca de casa. Además no pienso correr mucho no vaya a ser que le de por vomitarme el coche.

Le mando un mensaje rápido a Jadson excusándome por mi extraña marcha, uso a mi pequeña como excusa.

Privilegios que tenemos las madres, supongo.

En las curvas procuro reducir la velocidad y eso hace que el camino en vez de ser en media hora se convierta en cuarenta minutos, llegamos pasadas las once de la noche.

Toda la calle está en silencio cuando estaciono el coche en la entrada del garaje, este es un barrio seguro por eso casi nunca lo meto dentro.

Es sábado así que mañana no tengo que llevar a Violet a la escuela infantil y es mi día de descanso así que recojo todas las cosas del coche como por ejemplo su mochila o mi bolso de trabajo.

Mañana no los vamos a necesitar.

-Sol....sol...

Mierda.

Hago oídos sordos a la voz entrecortada tras mi espalda, como siempre Oliver teniendo que romper los momentos de paz.

Me bajo del coche y voy hacia su puerta, ha tenido que darse la vuelta mientras conducía porque nada más terminar de abrir la puerta la cara de Oliver se estrella contra el suelo.

-Maldición.

Ojalá pudiera llamar a alguien ahora que me ayudara pero las únicas personas que sé que me cubrirían están demasiado lejos o en el caso de Jer ahora mismo no es muy amigo del inconsciente.

Vuelvo a dejarlo en el suelo cuando consigo llegar al porche, no siento mis brazos pero agarro mis últimas fuerzas de lo más dentro de mi ser para una vez he girado la cerradura conseguir soltar a Oliver en el sofá.

Dejo que mis piernas toquen el suelo y me tiro boca arriba dejando que el frío suelo de madera de mi hogar me enfríe el cuerpo.

Podría morir ahora mismo y estaría en completa paz.

-Sol...sol..

Ni de coña.

No pienso quedarme a escuchar como llama a Delia.

Quizás he sido estupida y debí llamarla a ella desde el principio, está claro que la prefiere a ella por encima de mi.

Cierro la puerta de mi habitación de manera sigilosa poco después de dejarle junto a la cabeza un cubo por si decide vomitar.

Caigo rendida sin ni si quiera cambiarme de ropa, el maquillaje debe habérseme corrido pero eso será problema de la Lila del futuro.

...

Maldita sea la Lila del pasado.

No puedo ni abrir los ojos porque se me han pegados las pestañas a causa del maquillaje ya seco, a ciegas camino hacia el baño que tengo en mi habitación.

Dios mío menos mal que nadie verá jamás el aspecto que tengo recién levantada, bueno solo Violet será sometida a esa tortura.

Mi pequeña tiene su propia habitación pero algunas noches duerme conmigo, no sé quién necesita más que eso pase pero no puedo evitar dormir más tranquila cuando la tengo junto a mi.

Escuchar su respiración contra mi oreja es lo mejor de despertar.

Una vez me he adecentando y ya no parezco un mapache mojado me suelto el pelo que tenía en un moño mal hecho. Vuelvo a la habitación para ponerme unos pantalones de yoga largos y una camiseta ancha de un grupo antiguo de rock.

No sé muy bien a quien le robé esta camiseta pero me gusta mucho, debió meterse accidentalmente en una de las cajas cuando hice la mudanza.

Abro la puerta de mi habitación y me dispongo a hacerme un café antes de ir a recoger a Violet a casa de mis padres.

Justo cuando voy hacia la cocina reparo en algo...

Flashback de la noche pasada vuelven a mi mente.

Luz en el cuarto de mantenimiento.

Olor a alcohol.

Oliver inconsciente.

El que fue mi mejor amigo sigue roncando a pierna suelta en mi sofá color turquesa que compré en una venta de garaje, Ava lo detesto pero a mí siempre me ha parecido que da personalidad a la casa.

Ava.

Quizás deba llamar a mi mejor amiga en busca de ayuda porque no tengo ni la menor idea de qué hacer con el hombre que está babeando mi sofá.

Lo primero que se me ocurre es tirarle un cubo de agua y echarlo a patadas pero algo dentro mí me lo impide.

Necesito consejo externo.

Marco su número de teléfono.

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