.2027.

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Dejo los zapatos en la entrada para no hacer ruido, el salón está oscuras ocupado por mi viejo amigo Jer que duerme a pierna suelta en el sofá.

La puerta de la habitación de Oliver está cerrada así que intuyo que debe estar dormido, mala suerte para mí porque tengo la información ardiéndome en la lengua.

Resignada a que tendré que hablar con él mañana voy a darle un beso de buenas noches a mi hija, camino hasta su habitación y por un segundo se me para el corazón a ver dos cuerpos en la cama.

Oliver está tumbado junto a ella en su pequeña cama, es una escena tan cómica ver a un hombre adulto dormir en una cama repleta de princesas de cuento de la cual le sobresalen las piernas.

Los dos duermen y no puedo evita sonreír al verlos, me acerco despacio para no despertarlos y poso un beso sobre la cabeza de mi hija. Oliver me tienta así que también poso uno sobre su frente.

Un ojo color miel se despierta y me observa adormilado, le sonrío mientras le acaricio la cara. Mi mejor amigo de la infancia me devuelve la sonrisa esa que siempre me ha dedicado a solo a mi.

Una sonrisa de corazón.

Le hago un gesto con la cabeza para que me siga, con cuidado de libra del agarre de su pequeña amiga y me sigue hasta el salón, le pido que guarde silencio y sigo caminando hasta llegar a mi habitación.

Una vez cierro la puerta Oliver se abalanza sobre mi, se lo que quiere pero primero tenemos que hablar.

-Tenemos que hablar...

Me interrumpe con un beso.

-Oliver, espera....

Otro beso.

Terminó plantándole las dos manos en el pecho para frenarlo, me mira extrañado y veo casi como tristeza en sus ojos.

-A pasado algo en la fiesta.

Creía que me estaba preguntando pero no es más bien una conclusión, Oliver se sienta en el borde de la cama y empieza a pasarse las manos por el pelo revolviéndoselo.

Tomo asiento a su lado y pongo una mano sobre su pierna nerviosa que no para de subir y bajar, no sé qué demonios está pasando por su cabeza, es imposible que sepa lo de Delia y el Lagos.

-Solo tengo que pedirte una cosa... *dice*

¿Espera?, ¿Que?

-Déjame un par de días para que vuelva a casa de mis padres, luego le dejaré el camino libre a Parker.

No me puedo creer lo que acaba de salir de sus labios, no puedo creer que en su mente quepa la idea de que elegiría a Jadson por encima de él.

Sé que Jadson está enamorado de mí, es una declaración que todavía estoy asimilando pero mi corazón grita a los cuatro vientos que su dueño es Oliver Anderson aunque ahora mismo pueda perderlo.

-He visto a Delia en la fiesta...

Su rostro se tiñe de curiosidad, parece sorprendido con la mención de su prometida justo cuando vemos mencionado también mi asunto pendiente que es Jadson.

-¿Mi Delia?

Auch.

No había necesidad de ese "mi" ahí delante, no conocemos a otra Delia en común.

-Iba de acompañante...

-Con Lagos, ¿cierto?

Vaya... Anderson eres más listo de lo que pareces o eres adivino porque acabo de alucinar con que adivine con quién estaba su prometida en la fiesta.

-Espero que esta vez me creas... están juntos.

Oliver se pasea por la habitación bastante nervioso, me hace dudar sobre sus sentimientos hacia mi. He sido la amante suficiente tiempo ya no quiero seguir así con el, demonios ni si quiera sé que somos.

-Tenía mis sospechas, obviamente te creo solecito.
+También te creí aquel día...

Ahora la que alucina soy yo, no acaba de decir lo que acaba de decir, porque a mí se me va a ir la cabeza. Lleva años separado de mí por esa fiesta y por esa verdad que creyó ser mentira, ahora no puede decirme que sabía que era verdad.

-¿Me lo estás diciendo en serio?

Se acerca a mí para cogerme de las manos, las tiene frías y las mías hierven del enfado que siento en mi interior.

-Era más fácil negar mis sentimientos hacia ti que aceptar que estaba enamorado de mí mejor amiga..

Me falta el aire, no puedo armar jaleo porque mi hija duerme en la habitación contigua a esta y se va a despertar pero ahora mismo quiero gritar y llorar a partes iguales.

Quiero gritarle por haberme echo creer tantos años que me odiaba y también quiero llorar de la felicidad de saber que mis sentimientos eran correspondidos.

-Dime algo solecito...

-Ahora mismo tengo demasiadas cosas en la cabeza.

Miro esos ojos color miel y veo la paz que me intentan traspasar como tantas veces han hecho a lo largo de mi vida pero ahora mismo solo puedo sentir los nervios en mi estómago, demasiadas confesiones en una misma noche.

Mi pobre corazón no soporta más.

-Déjame que solucione todo solecito.

Me besa la frente y me acaricia las mejillas.

-Mañana hablaré con Delia y pondré final a esta farsa.

Beso sus labios, no sé si para callar sus palabras o para callar mis pensamientos. Es todo lo que llevo soñando desde que era adolescente que me eligiera y ahora que lo ha echo solo puedo sentir angustia.

Porque yo sí que guardo un secreto.

Aún mayor que el suyo.

Y es esa niña preciosa de ojos color miel.

Nos fundimos en besos, caricias terminando los dos sobre la cama.

Nos devoramos como si no nos hubiésemos tocado nunca, noto a Oliver diferente quizás liberado ahora que ha contestado su secreto.

Me gustaría también poder sentirme así...

Entra dentro de mí con facilidad mi cuerpo siempre está dispuesto a recibirlo, mis manos se mueven por su cuerpo y el me devora con sus besos mientras me hace suya.

Quisiera que el mismo se detuviera justo aquí.

Con la felicidad en las manos, sus labios sobre mí y nuestros cuerpos unidos por completo.

Terminamos los dos mirándonos a los ojos con miles de promesas en ellos y llenos de esperanza de por mi poder tener la vida que años atrás no pudimos tener, por miedo y por errores.

Deseo de verdad que el miedo y mi cobardía no me hagan perderlo de nuevo, ahora que por fin podíamos tener un nosotros.

Quizás un nosotros Donde viven las historias. Descúbrelo ahora