.2027.

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-No...

-No por favor.....

-Solo no....

Abro un ojo cuando escucho la voz jadeante de Oliver muy cerca de mi, no entiendo muy bien lo que dice porque son palabras sin sentido lo que sí veo atreves de la poca luz que da la lamparita que hay sobre la mesa junto al sofá es que está dormido.

Debe estar soñando.

-Ella no...

-Sin ella no....

Siento que no debería estar escuchando esto, es algo privado de él y sé que debería levantarme pero su cuerpo está sobre el mío impidiendo que me mueva. La única extremidad que tengo libre es la mano con la que le estaba acariciando el pelo antes de quedarme dormida.

-Shhhuuu...
+Oli tranquilo, estás bien *digo*

Oliver se mueve un poco hasta que su cabeza queda sobre mi corazón, le acaricio el pelo e intento que se relaje que con palabras de ánimo.

-Estás bien, pasará pronto.

Su cabeza se mueve de un lado a otro y posa una de sus manos en mis costillas, literalmente parece estar buscando los latidos de mi corazón.

-Otra vez sin ella.... Sin ella otra vez....

Me encantaría poder levantarme e irme porque escucharlo tener una pesadilla por la falta de Delia junto a él me escuece en el pecho.

Siempre destinada a ser su persona de paso, ahora lo estoy ayudando a sanar para que pueda volver junto a ella de nuevo.

Estoy harta pero cuando veo su cara de sufrimiento no puedo evitar sentir también su dolor, cuando quieres a una persona tanto o la has querido no puedes evitar ir en contra de tus propios deseos.

-Mi solecito estará bien....

-Estará bien sin mi....

Me levanto de golpe del sofá, odiándome un poco pero a sido un arranque que ni si quiera se de donde me ha venido, quizás haya sido mi instinto de supervivencia. Mi pobre corazón no ha podido resistirlo más y el cerebro le ha mandado ayuda haciéndome que me levantara para dejar de escuchar como este hombre sufre por la mujer que ama.

Oliver se queda un poco extrañado al principio después abre los ojos y me dedica una mirada color miel que hace que se me ablande un poco el enfado.

-¿Qué ha pasado?

-Lo siento, tenía que ir al baño urgentemente.
+Una vez eres madre el suelo pélvico nunca vuelve a ser el mismo.

Salgo corriendo como la cobarde que soy a refugiarme en el baño, a través de la pequeña ventana que hay puedo ver que empieza a amanecer así que al final sí que hemos conseguido dormir toda la noche, qué narices hacía muchísimo que no dormía tan a gusto.

Extrañaba el calor humano.

Hago mis necesidades y me lavo la cara para comenzar la cuenta atrás que me he auto impuesto para armarme de valor y salir de nuevo al salón, debo preparar a Violet y llevar a Oliver a que conozca al encargado del grupo de ayuda que encontré online.

Es un pequeño grupo que ha formado un ex adicto que ayuda a la gente sin ánimo de lucro desde su casa a través de videollamadas.

Vamos a conocerlo en persona y después de esta reunión Oliver podrá llamarlo una vez por semana para explicarle cómo se siente.

Es como una especie de padrino o hermano mayor.

Hace un acompañamiento de las personas que al igual que él están pasando por el proceso de desintoxicación, parece bastante majo y prometió firmar un contrato de confidencialidad.

Salgo de nuevo al salón, me miro los pies avergonzada mientras voy directa a la cocina para encender la cafetera.

Oliver gruñe desde el salón, creo que está intentado levantarse del sofá pero está perdiendo la batalla, quiero reírme cuando lo escucho maldecir al mueble.

-Siento no haberte dejado dormir.

Me doy la vuelta para mirarlo, Oliver se me queda mirando con los ojos muy abiertos así que sigo su mirada que está dirigida a mí cuerpo.

Voy vestida solo con una camiseta.

La puta camiseta de su banda, ni si quiera es mía debe ser de Sienna. La camiseta me tapa justo por debajo de la ropa interior, si me agacho me vería todo el encaje de las braguitas que llevo hoy puestas.

Noto como las mejillas se me acaloran así que rápido sigo continuando con mi tarea de preparar café, es una tarea muy difícil por lo que se ve porque llevo cinco minutos para poner la cápsula en la cafetera.

-Viniste a un concierto mío.

No es una pregunta más bien es una afirmación.

Vuelvo a mirarlo pero él sigue mirándome las piernas desnudas, me avergüenzo porque ya no tengo esas piernas finas que tenía cuando era una adolescente.

-Si.

-Delia te vio...
+Ella me habló de que tenías un bebé pero no la creí.

Recuerdo la noche del concierto como si hubiera sido ayer pero la verdad prefiero olvidarme de esa odiosa noche. En la que descubrí que mi mote cariñoso había sido toda una farsa y ella me lo había arrebatado como tantas cosas me había quitado.

Lo último que me quedaba de él que solo me pertenecía a mí era ese tonto nombre con el que me llamaba.

Sobra decir que no le cree que tenga un bebé pero no dudo en creerla cuando le dije que le engañaba, pero bueno no gano nada haciéndome mala sangre total siempre volverá a ella.

-Cuando vi a Violet por primera vez, no me podía creer que fuera tuya.
+Tuve que darle la razón a Delia.

Una vez más.

No sé muy bien cómo seguir la conversación y agradezco que mi dulce niña haga presencia en el salón justo a tiempo para que yo pueda servir de una vez las tazas de café.

-¿Qué se dice Violet?

Miro a mi hija por encima de la barra americana de la cocina, la pobre lleva la melena rubia revuelta y el pijama todo desaliñado. Tiene una pernera del pantalón por la rodilla y la otra si le llega hasta el pie, mi pobre hija a descubierto la maldad de los pantalones de invierno que siempre amaneces con las piernas al descubierto.

-Buenos días. *dice mi hija*

-Eso está mejor, ven aquí a darle un beso a mamá.

Mi hija sale corriendo a mis brazos para que la cargue, me da un sonoro beso en la mejilla y luego espera pacientemente a que yo le de uno en la frente.

-Buenos días Miel. *dice Vi*

Sonrío al oírla llamar a Oliver con el mote que le ha puesto, me recuerda tanto a él en estos momentos que no puedo evitar achuchar un poco más a mi hija.

-Oliver después de dejar a Violet en la escuela quiero que me acompañes a un sitio.
+Si te encuentras bien claro.

Le tiendo la taza de café mientras dejo a mi hija en suelo la cual va a subirse a un taburete de la barra, como está alto le cuesta bastante así que al final Oliver termina alzándola para sentarla el mismo.

Vuelvo a derretirme un poco.

Oliver asiente ante mi comentario y termina de beberse el café en silencio mientras yo termino de desayunar y hago toda la rutina de madre por las mañanas.

Es súper extraño pero su silencio no es incómodo es como si estuviera intentando retener cada detalle de nosotras.

El que fue mi mejor amigo se ha vuelto demasiado rarito estos años.

Me cambio porque no estaría muy bien que fuera dejar a mi hija solo llevando una camiseta de una banda de pop adolescente.

No soy ese tipo de madre.

Quizás un nosotros Donde viven las historias. Descúbrelo ahora