Llegados a este punto sabemos que no soy precisamente una chica con suerte.
Miro hacia la puerta abierta esperando ver unos ojos color miel que me sonrían pero solo me topo con una mirada fría y por qué no decirlo algo nublada.
Charly me mira mientras se lleva un cigarrillo a la boca, evito mirarlo de vuelta porque este chico solo consigue darme escalofríos.
Escucho la graba del suelo crujir a medida que se va acercando a mi, rápido me limpio las lágrimas de la comisura de los ojos para que no vea que he estado llorando. No lo conozco mucho pero no luce el tipo de chico que te abraza para consolarte si no más bien el que utiliza tus puntos débiles para atacarte en cuanto tenga ocasión.
-¿Todo bien, rubia?
Su olor a tabaco mezclado con alcohol me asquea, ni siquiera son horas de beber y él ya huele igual que una discoteca a las cuatro de la mañana.
Doy unos pasos hacia un lado para tomar distancia mientras disimulo una arcada, hasta hace poco Oliver olía como él y eso solo ha conseguido que odie todavía más a los borrachos.
-No gracias, solo estoy tomando el aire. *digo*
Me ofrece un cigarrillo pero niego con la cabeza, se encoge de hombros mientras me observa fijamente. Tiene la mirada completamente perdida y sé que va puesto pero no es problema mío, mientras no contamine a Oliver con sus mierdas no es asunto mío.
-No debería hacerte llorar, mucho menos después de lo que has echo por el.
Alucino, se cree con la confianza de poder opinar sobre mi relación con Oli, quiero mandarlo a paseo pero no tengo suficientes fuerzas ahora mismo.
Después de descubrir que mi canción favorita hablaba de mí no puedo evitar sentirme demasiado abrumada, solo puedo pensar en que habría pasado si me hubiera dado cuenta a tiempo de que esa canción no iba para Delia.
-Somos familia, no me debe nada.
Me sonríe de medio lado mientras saca todo el humo de la calada por la nariz, parece un toro a punto de envestir.
-Solo digo lo que veo, eres demasiado para el.
Quiero reírme en su cara, porque él no es nadie para opinar porque no me conoce, agarro las llaves del coche para marcharme a casa. Estoy agotada para tener que soportar a este yonqui que se cree con poder para decidir lo qué es suficiente para mí o lo que no.
Me agarra del brazo.
-No, espera, perdona a veces soy demasiado sincero.
-Pues aprende a callar la boca cuando nadie te ha preguntado. *le suelto*
Se ríe pero no tiene esa risa melódica que tiene Oliver o esa risa encantadora de Jadson, tiene risa como de villano de Disney. Todo en este hombre te inspira desconfianza y estoy segura de que el le pasaba la droga a Oliver o el mismo que se la pasa a Delia.
-Veo que alguien está de mal humor.
+Si lo necesitas puedes desahogarte conmigo.Antes de acostarme con este hombre me meto a monja, entre la pinta de estar volando por el espacio y sus pintas de no haber tocado el agua en días no podría darme más repulsión.
-De nuevo aprende a callar la boca Charly.
Vuelvo a darme la vuelta para introducir las llaves en la cerradura del coche pero Charly me lo vuelve a impedir.
-Soy mejor que el en todos los sentidos, nena vamos sé que te lo pasarías genial conmigo.
Me doy la vuelta para enfrentarlo cuando la puerta se vuelve abrir pero esta vez hace un gran estruendo cuando se abre de golpe y la puerta cocha con la pared.

ESTÁS LEYENDO
Quizás un nosotros
Roman d'amourMejor amigos desde siempre. Oliver Anderson es un chico popular, guitarrista y cantante de una banda la cual está apunto de comenzar su gira por Europa. Su mayor inspiración su novia Delia. Lila Thomas la chica despistada, creativa que siempre sueña...