.2027.

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Quería cerrarle la puerta en las narices.

De verdad que quería hacerlo.

-¿Se te ha ido la maldita olla? *dice Oli*

Si de hecho debería cerrar la maldita puerta.

No solo se presenta en mi casa en la noche borracho como una cuba si no que se atreve también a enfadarse porque le he echado un poquito de agua por encima.

Un cubo lleno pero vaya un poco de agua al fin y al cabo, no es nada con lo que he tenido que aguantar yo desde que este chico decidió volver a nuestra ciudad natal.

Agarro el pomo de la puerta y estoy apunto de cerrar cuando Oliver se levanta como si de un resorte se tratase y pone su empapada mano sobre la mía.

-Joder Lil....lo siento....

Levanto una mano para hacerlo callar, no me vale que ahora mismo esté poniendo su cara de niño bueno cuando mi nombre en su boca a sonado sucio a causa del alcohol que le inunda las venas.

-¿Que haces aquí Oliver?

El que fue mi mejor amigo se pasa las manos por el pelo mojado para retirárselo de la cara, algunos mechones se le han pegado en la frente haciéndolo parecer un cachorro de un perro de agua.

-No lo sé Lil, no sé nada en realidad.

Sigo manteniéndome firme aunque vea la tormenta que se está celebrando en sus ojos, no me vale que ahora parezca estar perdido y afectado porque ya hemos vivido esta situación antes.

A él no le importo cuando yo me encontré sola y destrozada cuando decidió creer la palabra de una mujer por encima de la mía.

-Oliver es tarde, será mejor que te marches a casa. *digo*

El hombre que tengo plantando frente a mí no podría estar en peores condiciones, lleva todavía el traje del entierro de la abuela de Delia pero este está todo marchando.

La americana a desaparecido y la corbata cuelga de un lado de la camisa la cual tiene una gran mancha en el centro como si alguien le hubiese estrellado una copa en el centro, lleva los pantalones también sucios y los carísimos zapatos están para tirar.

¿Dónde demonios te has metido Oliver Anderson?

-Vamos Lil, sabes que mi madre entraría en cólera si me ve llegar así a casa. *dice*

-Eso deberías haberlo pensado antes de beberte todo un bar entero.

Vuelve a pasarse las manos por el pelo y la cara, está nervioso siempre a tenido esa manía. Se pasa una mano por la nunca y yo no puedo evitar recordar que ahí debe descansar todavía su peca en forma de corazón que mi pequeño angelito también tiene.

-Violet está durmiendo, será mejor que entre antes de que se despierte y se encuentre que su madre a desparecido. *digo*

Voy a darme media vuelta para entrar en casa pero Oliver vuelve a agarrar mi mano esta vez la suya no está húmeda.

-Por favor Lila, si no lo haces por mí hazlo por mi madre, no sé a dónde más ir.
+Eres la única persona a parte de mi familia que tengo en la ciudad.

No porque a mí ya no me tienes pienso pero aún así dejo que pase junto a mí la puerta de la entrada de mi hogar una vez más.

Una vez más y nunca más dejaré que entre.

Me excuso pensando que no me perdonaría nunca dejar que el padre de mi hija muriera de hipotermia en la entrada de nuestra propia casa.

-En el baño hay toallas puedes coger una y darte una ducha.
+Te vendría genial, apestas. *digo*

Oliver me dedica una media sonrisa mientras sus ojos se entrecierran, no puede ni mantener los ojos abiertos de la cantidad de alcohol que hay en su delgado cuerpo.

-Muchas gracias Lil, Parker es un tipo con suerte. *dice*

No debería dolerme ese comentario, al revés debería alegrarme y sentirme orgullosa pero no puedo evitar el escozor que siento en el centro del pecho.

Asiento ante su comentario mientras me voy hacia mi habitación deseando hundirme en la comodidad de mi cama y cerrar los ojos para que se haga de día así poder mandar de nuevo a Oliver fuera de mi vida.

Escucho como el agua de la ducha empieza a caer, el sonido se cuela en mi habitación invitándome a entrar en un trance entre mis pensamientos y el sonido tan relajante del agua.

Unas imágenes del agua cayendo por el desnudo abdomen de Oliver me inundan la mente, el pelo pegándosele en la cara, sus manos fuertes mientras se enjabona....

Dios.

Estoy demasiado desesperada.

Lamento ahora mismo no haber terminado mi cita con Jadson con una sesión de sexo desenfrenado quizás así ahora mismo no me encontraría babeando imaginando al padre de mi hija empotrándome contra las baldosas de la ducha.

Me colocó una almohada en la cara y me obligo a cerrar los ojos deseosa de poner fin a estos pensamientos lujuriosos pero nada mas abrir los ojos a la mañana siguiente descubro que a sido misión fallida.

Me he pasado toda la noche imaginadome mantenido relaciones sexuales con mi antiguo amor adolescente, no recuerdo los detalles de su cuerpo y no sé son como los que ahora tiene con la adultez pero en mi cabeza había imágenes muy nítidas de cómo sería volver a tener sexo con Oliver Anderson.

Tengo una mente muy creativa por lo que se ve.

Todavía me estoy aclimatando a la luz que entra a través de la de ventana de mi habitación, son las siete de la mañana así que todavía no es una luz cegadora pero debo ponerme en marcha para dejar a Violet en al escuela infantil antes de pasarme un rato por la galería.

Hoy tengo reunión por videollamada con Alexa y la verdad que no me apetece mucho que me vea esta cara de zombie así que hoy será uno de esos días extraños en los que paso por chapa y pintura antes de salir de casa.

Voy hacia el baño continuo de mi habitación y escucho la suave risa de mi hija proveniente del salón, me paro en seco porque a no ser que mi hija hable con fantasmas debe estar riéndose por algo que Oliver le ha dicho.

No es que no me guste que estén juntos solo que siento que cuanto más se conozcan más me dolerá tener que separarlos, también me asusta que él pueda descubrir la verdad pero ahora mismo creo que Oliver no sería capaz de sacar nada en claro ni a palazos.

La mitad del día está absorbido por Delia y la otra mitad colocado, no me gusta que Vi esté cerca de una persona así pero no puedo evitar sentir que le estoy arrebatando una parte que le pertenece solo a ella.

La parte que lo implica a él.

Quizás un nosotros Donde viven las historias. Descúbrelo ahora