Los gritos desquiciados de Delia traspasan la gruesa puerta de mi hogar, nunca me había alegrado tanto de que Delia nos interrumpiera, me ha venido bien esta visita.
-Será mejor que le habrás la puerta a tu novia. *digo*
Oliver me dedica una extraña mirada mientras se da la vuelta para ir hacia la puerta de mi entrada, Delia sigue gritando como una desquiciada el nombre de su novio.
Tengo varias preguntas pero ahora no tengo mucho tiempo, Violet sigue en su habitación deduzco que debe estar poniéndose el uniforme de la escuela.
La escena que he presenciado no a podido ablandarme más el corazón, padre e hija compartiendo sus cereales favoritos mientras comparten confidencias. Es extraño pero siento que esta imagen ya había sucedido mil veces antes cuando es la primera vez que sucede, se siente tan cotidiano que asusta.
También me odio un poco a mi misma cuando pienso que le estoy arrebatando estas situaciones a mi hija obligándola a estar separada de su padre pero ahora más que nunca no puedo dejar que tenga relación con Oliver.
La melena castaña de Delia Moore ondea desenfrenada cuando entra en el interior de la casa, va súper acelerada y parece hasta nerviosa. Quizás Oliver no le avisó de que iba a pasar la noche fuera y debe estar preocupada pero cuando veo que pasa de largo junto a Oliver y viene hacia mí las pocas esperanzas que tenía de que Delia fuera un ser humano desparecen.
-¿Que demonios estás tramando Lila? *dice*
Me grita a dos milímetros de la cara igual que cuando éramos unas crías y eso sí que no lo voy a consentir y menos en el salón de mi propia casa.
-Saca a tu perrito faldero de aquí antes de que me pegue la rabia.
Oliver se queda congelado, ni yo misma sé de dónde he sacado este carácter pero estoy harta de la odiosa pareja. Vienen a romper mi paz mental cuando ni si quiera me he tomado el primer café de la mañana, demonios debería ser ilegal.
Delia se pega un poco a mí pero se separa cuando Oliver tira de ella hacia él, justo en ese momento escucho como la puerta del dormitorio de mi hija se abre.
Me pongo rígida.
-Miel. *dice Vi*
Todos miramos a la niña.
-¿Qué dices cielo?
Mi niña se acerca más a nosotros, se pone en el centro del extraño círculo que hemos formado en medio de la pequeña cocina.
-El mote para mi amigo Oliver, miel porque le gustan los cereales de ese sabor y tiene el mismo color de ojos que yo.
+Mamá siempre dice que los tengo de color miel.La cara de Delia cada vez es más roja, parece apunto de explotar pero se contiende por la presencia de la niña cosa que agradezco, acaricio la cabeza de mi hija.
-Muy bien señorita rayito, me parece un mote genial pero ahora debo marcharme.
Oliver le tiende la mano a mi hija como si estuvieran sellando un trato, Violet le aprieta la mano mientras pone una expresión seria.
Toda una chica de negocios.
-Os acompaño a la salida. *digo*
-Tranquila sabemos dónde es. *dice Delia*
Delia emprende el camino a la entrada de mi casa sin titubear, da pasos fuertes pero no puedo evitar darme cuenta de que se va un poco hacia los lados.
Oliver no es el único que abusa de las sustancias al parecer.
Oliver....
¿Que voy a hacer con el?
El que fue mi mejor amigo sigue a su novia hacia la salida, va con la cabeza gacha y los hombros encorvados.
Se está rindiendo.
Lo sé.
Antes de que llegue del todo a la puerta busco en uno de los cajones de la cocina y saco una tarjeta de visitas donde pone mi número de teléfono y mis datos personales.
Me apresuro en llegar hacia Oliver y le agarro de la mano para meterle la tarjeta sin que Delia se de cuenta, sé que ella está empeñada en creer que quiero arrebatarle a Oliver pero está muy equivocada solo hago esto porque es familia.
Oliver me dedica una media sonrisa igual que la que adorna la cara de su hija cuando me doy la vuelta y la veo mirando al que es su nuevo amigo con adoración.
Una vez la puerta se cierra respiro más tranquila.
-Bueno señorita, en marcha.
+Tienes que contarme en qué consiste eso de los motes *le digo*La niña me cuenta que su nuevo amigo la ha llamado rayito por qué le recuerda al sol, se me estremece el corazón porque un día yo fui su solecito y ahora soy simplemente Lila la hija de la mejor amiga de su madre.
Me alegra que mi hija sea feliz pero no puedo evitar pensar en esa pequeña niña que amaba ser especial en los ojos de la persona que amaba.
De camino a la escuela Violet no para de contarme una y otra vez el desayuno que a compartido con Oliver.
-Violet, ¿Tú estas triste por no tener papá?
No sé de dónde me ha salido las ganas de preguntarle eso a mi pequeña pero ahora no puedo echarme atrás, necesitaba hablar con ella sobre este temas.
-No.
-¿De verdad?
+Puedes contármelo cariño, mamá no se enfadará.Miro por el espejo del coche el asiento de mi hija, la niña juguetea con un lazo que adorna una de sus trenzas, le he echo dos trenzas para que no le moleste el pelo en la escuela.
-Me pone triste que tú no tengas príncipe azul.
Ay mi pobre niña.
Que inocentes son los niños, me encantaría que Violet mantuviera esta ternura para siempre. Creo que a todas las madres nos gustaría meter a nuestros pequeños en burbujas para evitar que algo les pasara.
-Tranquila cariño, mamá está feliz.
-¿De verdad? *dice*
-Si.
-¿De la buena? *dice*
Me río mientras estaciono el coche en el aparcamiento de la escuela, me doy media vuelta para mirar a mi hija que me dedica una amplia sonrisa.
-¿Sabes por qué?
Mi pequeña niega con la cabeza.
-Porque te tengo a ti.
Le doy un toquecito en la nariz, salgo del coche para ir hacia el asiento trasero y ayudar a Violet a salir.
Juntas caminamos hacia la entrada y una vez la niña ya es entregada a la maestra yo me dispongo a tomar rumbo hacia la galería.
Estoy llegando a mi coche de nuevo cuando descubro que hay alguien esperándome.
Jeremy.

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Quizás un nosotros
RomanceMejor amigos desde siempre. Oliver Anderson es un chico popular, guitarrista y cantante de una banda la cual está apunto de comenzar su gira por Europa. Su mayor inspiración su novia Delia. Lila Thomas la chica despistada, creativa que siempre sueña...