Último Encuentro

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Céline

Observo a Elian mientras conduce, estuve aprendiendo mucho con Estefan ambos mejoramos el veneno que Kilian y Emily crearon, esa bala que impactó en Elian fue mejorada, Estefan encontró un componente para desintoxicar el cuerpo de Elian pero esa maldita enfermedad sigue durmiendo, se mantiene serio tengo la maldita pregunta en la punta de la lengua - ¿porque has estado raro? - me observa, deja su mano sobre mi pierna.

- ¿es que acaso soy normal? - arqueo la ceja.

- no estoy para bromas Elian - frena en seco - cariño - asiente pone en marcha el auto.

- no actuó raro, solo tengo trabajo que hacer, algo que me mantiene alejado de mi mujer - acaricia mi mentón, observo sus facciones.

- llegas tarde a casa - sonríe.

- ¿celosa señora Wolf? - niego.

Sigue viendo el camino - deja de pensar en cosas que nunca pasaron, ni pasaran - dice mientras gira en una curva - no tengo la maldita necesidad de engañar a mi mujer - toma mi mano, besa el dorso - tengo una diosa para que mortales.

Sonrió, da una mirada rápida recorriendo mi cuerpo, llevo su mano hasta mis piernas, decidí utilizar un vestido blanco, el escote deja a la vista el inicio de mis senos, es corto arriba de la rodilla para ser exactos cuatro dedos, los tacones dejan a la vista mi pedicura, esta noche mi marido dejo de lado los sacos, aunque esa camisa se ciñe con perfección a cada uno de sus músculos.

Tres botones abiertos, como ya le es costumbre combinar conmigo, usa una camisa blanca, su cabello está desordenado algunos mechones rozan sus cejas, la barba lo hace lucir aún más sexi, se detiene en un semáforo, toma mi nuca me lleva hasta el.

Besa mis labios con desespero, su lengua pide acceso. Suelto un gemido cuando siento su mano apretando mi cuello eso le da acceso, el deseo es palpable en el auto, una de mis manos viaja hasta su cuello, bajo hasta su pecho, muerde mi labio.

- cariño - susurro sobre sus labios - deslizó mi mano hacia abajo, observo el semáforo - cariño - respiro agitada se aleja, pone en marcha el auto, no deja de pasear sus dedos por mi pierna, en ocasiones aprieta mi muslo, puedo sentir como las bragas se humedecen.

Acaricio si brazo, su erección es notable - parece que tenemos un problema - sonríe.

- que bueno que reconozca que el problema no es solo mío señora Wolf - entra a una zona boscosa.

- será por que soy la única que pude ayudarlo - me observa.

Estaciona el auto frente a una cabaña muy hermosa, giro mi rostro y hay un hermoso lago, lo veo extrañada - hace días me dijiste que querías una cita por semana - sonrío cuando baja de el auto.

Abre la puerta y me ayuda a bajar. Rueda los ojos - claro... matar, pelar, correr y patear es tu especialidad pero caminar en césped te rompe el tobillo - me toma en brazos - mimada.

Nos lleva hasta adentro el lugar está a oscuras, enciende las luces - es muy linda - asiente cerrando la puerta, observo todo con atención, subo los escalones viene detrás de mi, subo contoneando las caderas, gruñe sonrió victoriosa.

Observo la sala de juegos, hay una mesa de billar me giro, toma mi cintura - ¿quieres jugar? - sus manos bajan a mis caderas, asiento - yo pongo las reglas - comenta mientras ve mi rostro asiento sumisa - por cada partida que gane te quitas una prenda.

- eso es trampa - sonríe.

- no odies al jugador - me da una nalgada.

- hecho - beso sus labios - pero si yo gano tres partidas me dejarás que te domine - se lo piensa.

La Última Melodía (+21) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora