No Jennie, ya no

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Jennie corría por los senderos del campamento, su corazón latía rápido mientras buscaba desesperadamente a sus amigas. La culpa y la confusión la invadían después de lo que había pasado con Eun-Woo en el muelle. Necesitaba encontrar a alguien, a Jisoo, a cualquiera que pudiera decirle dónde estaba Lisa. No podía soportar la idea de que Lisa hubiera visto algo, de que pudiera estar sufriendo. Sabía que había cometido un error al bailar con Eun-Woo, pero nunca quiso herir a Lisa de esa manera.

Finalmente, después de minutos que se le hicieron eternos, encontró a Jisoo cerca de una de las cabañas, sentada sola, observando la oscuridad.

—¡Jisoo! —gritó Jennie al acercarse—. ¿Has visto a Lisa? ¿Dónde está?

Jisoo levantó la vista, su expresión era fría, más distante de lo que Jennie había visto antes. Jennie detuvo su paso al notar la tensión en el ambiente.

—¿Dónde está Lisa? —repitió Jennie, su voz temblando.

—¿De verdad te importa, Jennie? —respondió Jisoo con una calma cortante—. Porque, desde donde yo lo veo, parecía que estabas muy ocupada con ese tipo en el muelle.

Jennie sintió un nudo en el estómago. Sabía que no tenía excusas, pero la reacción de Jisoo era como un golpe directo al pecho.

—Jisoo, no es lo que parece... —comenzó a decir, pero Jisoo la interrumpió.

—¿No es lo que parece? —Jisoo se levantó, caminando hacia Jennie con una mirada llena de reproche—. Porque desde aquí, parece que preferiste bailar y reír con ese tipo mientras tu novia estaba destrozada, Jennie. ¡Lisa estaba bebiendo y llorando, completamente rota por ti!

Las palabras de Jisoo golpearon a Jennie como una bofetada. Su corazón se hundió aún más al escuchar que Lisa había estado tan mal.

—No sabía que... —Jennie intentó hablar, pero las lágrimas empezaban a formarse en sus ojos—. Yo solo... Jisoo, ¿dónde está?

—Está en la cabaña, llorando y completamente destrozada. Y, ¿sabes qué? —Jisoo dio un paso más cerca, su voz llena de rabia contenida—. Esto es tu culpa. Has hecho esto una y otra vez, Jennie. Siempre dices que la amas, que quieres estar con ella, pero cada vez que algo te distrae, ¡la dejas de lado! Y lo peor es que Lisa siempre te cree, siempre vuelve a ti... ¿pero hasta cuándo?

Jennie sintió como si el suelo se le abriera bajo los pies. Las palabras de Jisoo dolían, pero sabía que tenía razón. Había cometido errores, una y otra vez. Sin decir más, se dio la vuelta y corrió hacia la cabaña. Tenía que ver a Lisa, tenía que explicarle, tenía que arreglarlo. Pero cuando llegó a la cabaña, lo que vio la dejó sin aliento.

Lisa estaba sentada en el suelo, con la espalda apoyada contra la cama, los ojos enrojecidos por las lágrimas y el alcohol. Sollozaba en silencio, con la cabeza entre las manos. Cuando Jennie abrió la puerta, Lisa levantó la vista, y lo que vio en sus ojos no era dolor, sino algo peor: odio.

—Lili... —susurró Jennie, su voz apenas audible.

Lisa la miró con una furia que Jennie nunca había visto antes. Se puso de pie de inmediato, tambaleándose ligeramente por el mareo, y señaló a Jennie con un dedo tembloroso.

—No me llames así —escupió Lisa, su voz llena de resentimiento—. No después de lo que hiciste.

Jennie sintió un escalofrío recorrerle la espalda. Nunca había visto a Lisa así. Intentó acercarse, pero Lisa dio un paso atrás, manteniendo la distancia.

—Lisa, no es lo que piensas... —intentó explicarse Jennie, pero su voz sonaba débil.

—¿No es lo que pienso? —se rió Lisa, pero era una risa amarga, llena de dolor—. ¿Entonces qué es, Jennie? ¿Qué es? Porque lo que vi fue a mi novia bailando con otro tipo, abrazándolo de una manera que nunca debería haber hecho. ¿O me vas a decir que no lo estabas disfrutando?

Rivales del corazón. JENLISA G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora