Jennie...

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El aire de la tarde era fresco, perfecto para una salida casual de compras. Jennie, Jisoo e Irene caminaban por las bulliciosas calles de Seúl, explorando las vitrinas de las tiendas mientras hablaban de todo y nada al mismo tiempo. Jennie llevaba un abrigo beige y un gorro de lana que ocultaba parcialmente su cabello, lo que la hacía pasar desapercibida entre la multitud.

—Entonces, Irene —dijo Jisoo, rompiendo el silencio con una sonrisa traviesa—, ¿quién te gusta últimamente? Has estado muy callada sobre el tema de chicos.

Irene se sonrojó ligeramente, pero no evitó la pregunta. Siempre había sido abierta con sus amigas sobre sus sentimientos.

—Bueno... —comenzó, jugueteando con la bufanda que llevaba—. Hay un chico nuevo en la universidad. Se llama Minhyuk. Es del club de fotografía, y tiene una sonrisa que podría derretir el hielo.

—¿Minhyuk? —repitió Jisoo, con una ceja levantada—. ¿No es el que también está en el equipo de natación?

—¡Sí, ese mismo! —exclamó Irene, su rostro iluminado por la emoción—. Lo vi en una exhibición el otro día, y casi me desmayo cuando me sonrió.

Jennie sonrió, pero su mente estaba en otro lugar, recordando las veces que había pasado con Lisa. Las tardes que pasaban juntas, riendo y hablando de todo menos de sus sentimientos, esos momentos en los que sentía que algo especial podría estar surgiendo entre ellas, pero que nunca llegó a concretarse. Siempre habían estado al borde de algo más, pero nunca dieron el paso final.

—¿Y tú, Jennie? —preguntó Jisoo, sacándola de sus pensamientos—. ¿Qué pasa con Kai? ¿Sigues viéndolo?

Jennie titubeó antes de responder, sintiendo una punzada de incomodidad al recordar los últimos acontecimientos.

—Sí... pero las cosas están un poco complicadas —dijo, sin querer entrar en detalles.

Jisoo le dio una mirada comprensiva, sabiendo que Jennie no estaba lista para hablar más del tema.

—Entiendo. A veces es mejor no forzar las cosas, ¿sabes? —dijo Jisoo, tomando suavemente la mano de Jennie—. Solo tú sabes lo que es mejor para ti.

Jennie asintió, agradecida por la comprensión de su amiga. Pero antes de que pudiera responder, su atención fue capturada por una figura familiar en la acera de enfrente.

Era Lisa.

Caminaba junto a una chica que Jennie no reconoció de inmediato, pero que después de unos segundos, identificó como Shin Ryujin. Ryujin estaba en su primer año de preparatoria en la escuela rival, donde Lisa se había transferido. Las dos estaban riendo, y Lisa tenía una sonrisa en el rostro que Jennie rara vez había visto, una sonrisa genuina y sin preocupaciones, algo que nunca había compartido con ella.

—Jennie, ¿qué pasa? —preguntó Irene, notando el cambio en la expresión de Jennie.

Jennie no respondió. Estaba demasiado concentrada en la escena frente a ella. Ryujin dijo algo más, lo que hizo que Lisa riera aún más fuerte. Jennie sintió una punzada de celos al ver cómo Lisa parecía disfrutar tanto la compañía de otra persona. ¿Por qué nunca había podido hacerla reír así?

Jisoo siguió la mirada de Jennie y vio a Lisa y Ryujin.

—¿Lisa está con... Ryujin? —preguntó Jisoo, su tono lleno de sorpresa—. ¿Están en una cita?

—No lo sé —murmuró Jennie, sin apartar la vista de ellas—. Pero parece que sí.

Irene frunció el ceño, mirando a Jennie con preocupación.

—Jennie, ¿estás bien? —preguntó con suavidad.

Jennie asintió, pero no podía evitar que su mente se llenara de pensamientos confusos y dolorosos. Recordó todas las veces que había estado a punto de decirle a Lisa lo que realmente sentía, pero siempre había retrocedido, demasiado asustada para arriesgarse. Y ahora, viendo a Lisa con Ryujin, se daba cuenta de lo que realmente había perdido. Nunca había visto a Lisa tan relajada, tan feliz, y eso la desgarraba por dentro.

Rivales del corazón. JENLISA G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora