Un amor en dos ruedas

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[POV: Jennie]

—¿Estás lista? —preguntó Lisa con una sonrisa traviesa mientras le alcanzaba el casco que había preparado especialmente para ella. Era el mismo casco que le había regalado hace tiempo, negro con detalles plateados, brillante bajo la luz de la tarde.

Jennie, sin decir nada, tomó el casco y lo colocó en su cabeza. Su corazón latía con fuerza, pero esta vez no era por la incertidumbre o el miedo, sino por la emoción de estar al lado de Lisa, su Lisa. Después de todo lo que habían pasado, al fin sentía que estaba donde debía estar.

—Más que lista —respondió Jennie con una sonrisa, subiendo a la moto detrás de Lisa, aferrándose a su cintura.

Lisa arrancó la moto, y el rugido del motor llenó el aire. A medida que aceleraban, Jennie sintió el viento acariciar su rostro y cerrar los ojos, disfrutando del momento. Se sentía libre, por primera vez en mucho tiempo.

Lisa las había llevado a un lugar especial. Un rincón apartado junto al mar, donde las olas rompían suavemente contra las rocas. Había preparado un pequeño picnic sobre una manta, rodeada de velas que brillaban bajo el cielo estrellado.

—Lisa... esto es hermoso. —Jennie la miró sorprendida, sin poder creer lo que había organizado para ella.

—Sabía que necesitabas un momento de paz... y yo también —Lisa se rascó la nuca, algo nerviosa—. No ha sido fácil, pero quería hacerte recordar que, pase lo que pase, siempre podemos encontrar un espacio para nosotras.

Jennie sonrió, sintiendo su corazón derretirse ante las palabras de Lisa. Se acercó y le tomó la mano.

—Gracias por hacer esto, por todo... —Jennie se inclinó hacia ella y la besó suavemente.

El beso fue lento y tierno, lleno de amor y significado. Las dos se perdieron en el momento, olvidándose del mundo que las rodeaba. Todo lo que importaba ahora eran ellas, juntas.

Cuando se separaron, Jennie apoyó su frente en la de Lisa.

—¿Sabes? Me haces sentir como una princesa... —susurró Jennie, riendo ligeramente.

—Bueno, entonces es oficial —dijo Lisa con una sonrisa traviesa—. A partir de hoy, serás mi princesa.

Jennie sonrió ampliamente y asintió, pero en ese momento, Lisa se inclinó hacia ella de nuevo y la besó, esta vez más profundo, sellando su promesa. Entre risas y miradas cómplices, las dos sabían que acababan de cruzar una línea importante. Eran oficialmente novias, algo que tanto tiempo habían anhelado.

El rumor se propagó rápido. Al día siguiente, la noticia de que Jennie y Lisa eran novias se había extendido por toda la escuela. Las miradas curiosas no paraban, pero ninguna de las dos le daba importancia. Habían luchado tanto para estar juntas que, para ellas, todo lo demás era secundario.

En el salón, Jisoo y Rosé apenas podían procesar lo que estaban escuchando.

—¿Qué... Jennie y Lisa? —dijo Rosé, con los ojos muy abiertos—. ¡Wow! No lo vi venir.

—No puedo creerlo —respondió Jisoo, aunque una sonrisa empezaba a formarse en sus labios—. Pero, ¿sabes? Al final, siempre supe que algo entre ellas era diferente. Solo espero que ahora puedan ser felices.

Rosé asintió, aún sorprendida, pero feliz por sus amigas.

Sin embargo, la felicidad de Jennie no duraría mucho. Esa tarde, mientras caminaba por los pasillos, su tío la encontró y la confrontó frente a todos.

—¡Jennie Kim! —gritó su tío, su voz resonando en el pasillo—. ¿Cómo te atreves a ser novia de esa... fenómeno? ¡Lisa Manobal no es para ti! ¿Acaso has perdido la cabeza?

Rivales del corazón. JENLISA G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora