En otra vida...

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El siguiente día amaneció gris, como si el clima reflejara el estado de ánimo de Jennie. Estaba en la sala del consejo estudiantil, sentada en su silla habitual como presidenta, pero su mente estaba lejos de ahí. Sus pensamientos giraban en torno a Lisa, a lo que había pasado la noche anterior, a las palabras que Kai había dicho, y al dolor en los ojos de Lisa cuando le había dicho que se alejaría de ella.

El director había convocado al consejo para felicitarlos por el éxito rotundo del festival. Mientras hablaba, alabando el trabajo de todos, Jennie apenas podía concentrarse. Sentía que cada palabra del director era un eco distante, algo que no lograba penetrar la muralla de confusión y tristeza que la envolvía.

Taehyung, el vicepresidente, notó la distracción de Jennie y le dio un suave codazo para que volviera a la realidad. Jennie parpadeó y se forzó a sonreír, agradeciendo las palabras del director, aunque su corazón estaba en otra parte.

—Jennie, ¿todo bien? —preguntó Jisoo después de que el director se retiró.

—Sí, solo estoy un poco cansada —respondió Jennie, intentando sonar convincente.

Pero Jisoo no se lo tragó. Sabía que algo estaba pasando con Jennie, pero decidió no presionarla en ese momento. Aun así, la preocupación se instaló en su mente.

Mientras tanto, en otro lado del campus, Lisa estaba caminando con un propósito claro. Había vuelto a su antiguo yo, a la chica rebelde que se había ganado la reputación de ser la oveja negra de la escuela. Pero esta vez, el dolor que cargaba era más profundo, y sus acciones, más peligrosas.

*POV de Lisa*

Lisa sabía que estaba a punto de cruzar un límite, pero no le importaba. Su corazón estaba roto, su mente nublada por la rabia y la confusión. La confrontación con Kai la había dejado vulnerable, y el hecho de haberse alejado de Jennie solo había empeorado todo.

Con una lata de spray en la mano, Lisa se dirigió hacia el edificio principal de la escuela, donde los estudiantes solían congregarse. Sabía que estaba a punto de hacer algo que no tenía vuelta atrás, pero ese era su objetivo. Quería demostrarle al mundo, y a sí misma, que ya no le importaba nada.

Se dirigió hacia la entrada principal y comenzó a vandalizar las paredes, dibujando graffitis que expresaban su enojo y su dolor. Los colores se mezclaban en un caos de emociones mientras las palabras y las imágenes tomaban forma. "Traición", "Odio", "Mentiras", palabras que salían de lo más profundo de su ser.

Pero no se detuvo ahí. Lisa fue más allá, quebrando ventanas, derribando muebles y pintando sobre las caras de las fotos del director y otros miembros de la administración. Su corazón latía con fuerza, el ruido del vidrio rompiéndose resonaba en sus oídos como una melodía caótica, una que la mantenía en movimiento.

Justo cuando estaba a punto de encender una fogata en uno de los botes de basura, escuchó un grito. Se giró y vio a un grupo de estudiantes que la miraban con asombro y miedo. Lisa apretó los puños, su respiración agitada.

Uno de los estudiantes intentó acercarse a ella, pero Lisa lo detuvo con una mirada fulminante—. ¡Lárgate de aquí!

El estudiante dio un paso atrás, asustado, y corrió a buscar a un maestro.

Lisa sabía que su tiempo se estaba acabando, pero no podía parar. Estaba fuera de control, como un tren que había descarrilado y estaba a punto de chocar. Pero justo cuando estaba a punto de prender fuego, una mano firme la detuvo.

—¡Lisa, basta! —gritó una voz familiar.

Lisa se giró y vio a Rosé, su mejor amiga, con una expresión de miedo y desesperación en su rostro.

Rivales del corazón. JENLISA G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora