Infierno

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El campamento había decidido cerrar la última noche con un gran baile, un evento para que todos los grupos se relajaran después de las actividades. La zona central del campamento se transformó en un escenario iluminado con luces, decoraciones elegantes y una pista de baile que parecía sacada de una película. Todos estaban emocionados por el ambiente festivo.

Jennie llegó al baile acompañada por sus amigas del consejo estudiantil. Llevaba un vestido largo y elegante que resaltaba su figura, sus labios pintados de un color suave y su cabello suelto y perfectamente ondulado. Mientras caminaba, su mirada se movía por el salón, buscando a Lisa. El sonido de la música llenaba el espacio, pero en su mente, el eco de sus pensamientos era aún más fuerte. "¿Dónde estará?", se preguntaba, ansiosa por verla.

Mientras avanzaba, su búsqueda se interrumpió cuando Cha Eun-Woo apareció frente a ella con una sonrisa encantadora. Vestido con un traje impecable, se veía tan perfecto como siempre, y con un movimiento fluido, le ofreció su mano.

—Jennie, ¿te gustaría bailar? —preguntó con una voz suave pero segura.

Jennie dudó por un momento, mirando a su alrededor. Aún no había visto a Lisa, y de alguna manera, la presencia de Eun-Woo la calmaba. Su corazón latía más rápido, y antes de darse cuenta, sus dedos rozaron los de él, aceptando su invitación.

Mientras bailaban, Jennie se permitió relajarse. Sintió los brazos de Eun-Woo alrededor de su cintura, y por un momento, su mente se nubló. No sabía si era la magia de la noche, las luces brillando a su alrededor, o simplemente la sensación de estar en los brazos de alguien tan seguro de sí mismo, pero su corazón latía de una manera que no había sentido en mucho tiempo. Su pecho se llenaba de una mezcla de emociones, y aunque no lo quería admitir, había algo en ese momento que la hacía sentir viva.

"¿Qué estoy haciendo?", se preguntó, aunque sus pensamientos pronto se desvanecieron en la música. La cercanía de Eun-Woo, su calidez, la manera en que la hacía reír y sentirse ligera, la distraían de cualquier duda.

Mientras tanto, en otro rincón del salón, Lisa llegó con su grupo de amigos, riendo y bromeando sin preocupaciones. Llevaba un traje negro que destacaba su postura relajada y confiada, y su energía era contagiosa. Pero su sonrisa se desvaneció en cuanto vio a Jennie en la pista de baile.

Lisa se detuvo abruptamente, su risa muriendo en su garganta al ver la escena frente a ella. Jennie estaba en los brazos de Cha Eun-Woo, bailando lentamente, riendo con él como si no existiera nadie más en el mundo. Su corazón se hundió en su pecho, una mezcla de celos y dolor apoderándose de ella.

Sin poder controlarse, Lisa buscó refugio en el alcohol. Se sirvió un vaso de licor, esperando que el ardor en su garganta fuera suficiente para apagar el dolor que sentía en su interior. Pero no fue así. Cada vez que alzaba la vista, veía a Jennie más y más cerca de Eun-Woo, y cada trago parecía intensificar el nudo en su pecho.

Conforme avanzaba la noche, Lisa bebía más y más. Sus amigos intentaron hablar con ella, pero pronto notaron que estaba demasiado distraída, perdida en su propio dolor. Las lágrimas empezaron a acumularse en sus ojos, y aunque trataba de ocultarlo, todos sabían que algo andaba mal.

—Lisa, ¿estás bien? —preguntó Rose, preocupada al ver cómo su amiga comenzaba a tambalearse ligeramente.

Lisa soltó una risa amarga, una que no contenía nada de la alegría que había mostrado antes. —¿Bien? No... no estoy bien, Rose. Míralos... Jennie está ahí, con él. ¿Por qué siempre él? —dijo, señalando hacia la pista de baile, donde Jennie y Eun-Woo seguían riendo y bailando, cada vez más cerca el uno del otro.

Jungkook, que estaba cerca, trató de calmarla. —Lisa, no saques conclusiones. Solo están bailando, no significa nada...

Pero para Lisa, cada segundo que pasaba veía cómo Jennie se aferraba a Eun-Woo, con los brazos alrededor de su cintura, sonriendo como si no hubiera preocupación en el mundo. Su visión se nublaba no solo por el alcohol, sino por el dolor. Era como si todo lo que habían construido, todo lo que habían compartido, estuviera derrumbándose ante sus ojos.

Rivales del corazón. JENLISA G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora