Un vinculo roto

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POV Lisa

El aire fresco de la noche me golpeaba el rostro mientras caminaba tambaleante hacia la cabaña. Mi cabeza daba vueltas, y el alcohol corría por mis venas, haciendo que todo a mi alrededor pareciera borroso y distante. Había estado bebiendo sola, buscando una manera de apagar el dolor que quemaba mi pecho, pero no había funcionado. Si acaso, solo lo había hecho más insoportable. Tropecé al subir los escalones de la cabaña y empujé la puerta, haciendo un ruido estruendoso al entrar.

Rose estaba ahí, esperándome, su mirada llena de preocupación y enojo.

–¡Lisa! –gritó mientras me veía tambalear–. ¿Qué diablos te pasa? ¿Has estado bebiendo otra vez?

Me encogí de hombros, intentando ignorarla. No estaba de humor para sermones. Solo quería tumbarme y olvidar todo.

–Lisa, escúchame –insistió Rose, poniéndose delante de mí y bloqueando mi camino hacia la cama–. No puedes seguir así. Estás destrozada, pero esto no es la solución.

–¿Y cuál es la solución, Rose? –respondí, con la voz quebrada–. Dímelo, porque yo ya no sé qué hacer. Estoy rota, no puedo más...

Rose me agarró del brazo, obligándome a sentarme en la cama. Sus ojos estaban llenos de compasión, pero también de firmeza.

–Tienes que hablar con Jennie. No puedes seguir huyendo de tus sentimientos y de lo que está pasando entre ustedes. Sé que te duele, pero esto no te va a ayudar, Lisa.

Me pasé las manos por la cara, sintiendo el peso del mundo sobre mis hombros. Rose tenía razón, pero la idea de enfrentar a Jennie, de lidiar con todo lo que estaba ocurriendo, me aterraba.

–Lo intentaré, Rose. Pero ahora solo... déjame en paz –murmuré.

Rose me miró con tristeza, pero finalmente se levantó y salió de la cabaña, dejándome sola. Me dejé caer en la cama, con la cabeza dándome vueltas, y en cuestión de segundos, el sueño me venció.

POV Jennie

La mañana siguiente, me desperté temprano con la idea de ir a ver a Lisa. Tenía que hablar con ella, cuidar de ella. Sabía que estaba mal, que yo era parte del problema, pero no podía soportar verla sufrir de esa manera. Caminé hasta su cabaña, sintiendo el corazón pesado por la culpa y la preocupación.

Abrí la puerta con suavidad y la vi, tumbada en la cama, completamente inmóvil. Me acerqué a ella con cuidado, llamándola.

–Lili... –susurré, pero no hubo respuesta.

Me incliné sobre ella y noté su respiración pesada, su rostro pálido. Definitivamente, había bebido demasiado la noche anterior. Intenté sacudirla suavemente, esperando que despertara, pero no obtuve ninguna reacción.

–Lisa... despierta, por favor –insistí, mi voz un poco más fuerte.

Finalmente, Lisa gimió y abrió los ojos lentamente, pero no fue el despertar que esperaba. En cuanto se incorporó, se inclinó hacia adelante y, antes de que pudiera reaccionar, vomitó directamente sobre mí.

–¡Ay, Dios! –grité, saltando hacia atrás mientras el líquido caliente se esparcía por mi ropa–. ¡Lisa!

Lisa se dejó caer nuevamente en la cama, soltando un quejido mientras yo intentaba limpiarme lo mejor que podía. Era asqueroso, pero no podía evitar sentir una punzada de risa mezclada con frustración. A pesar de todo, Lisa era Lisa, incluso en sus peores momentos.

–Tienes que cuidarte mejor, Lili... –murmuré, suspirando y yendo al baño a cambiarme.

Cuando volví, Lisa estaba medio dormida otra vez, pero me arrodillé junto a su cama y le acaricié el rostro suavemente. Sabía que estaba dolida, que todo esto era culpa mía, pero estaba dispuesta a hacer lo que fuera necesario para enmendarlo.

Rivales del corazón. JENLISA G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora