En Londres yo era un cerebrito, los profesores solían sonreírme en los pasillos y recordaban mi nombre a la perfección. Camille, mi mejor amiga, amaba robar mis apuntes y copiarlos, era algo nato de ella, olvidar la tarea y hacerla unos minutos antes de iniciar con la clase. Luego de la tragedia en mi familia, mis notas cayeron en picado sin detenerse, arrojándome problemas y miradas lastimosas.
En Fire's Wood, había iniciado con el pie izquierdo. Todos creían que era una chica desinteresada con TDHA que pasaba su tiempo libre tirada como vaga en la cama. Era gracioso verlos preguntarse cómo era que Mehgan Granger, la chica más aplicada e inteligente de todo el instituto, se había hecho mi amiga. Lo que ellos no sabían, era que conocía a Mehgan desde niñas: Cada verano que pasaba aquí cuando mama me obligaba a venir era menos horrendo cuando Mehgan llegaba a mi casa con sus enormes coletas pelirrojas, jugábamos y comíamos dulces hasta estar tiradas sobre le alfombra y no poder movernos. Mehgan me conocía bien, sabia lo inteligente que había sido.
Me complacía mucho verla allí, en el primer asiento de la clase, tan sonriente como si le estuviesen dando un armario de ropa nueve, escuchándome explicar algo que estaba taladrado en mi cráneo.
—... y así es la explicación de un polinomio invertido según su formula.— Un movimiento de agradecimiento y de vuelta a mi asiento. Solo con aquella ligera inclinación, me ardieron los brazos.
— Nueve, señorita Winstone.— Me dijo el profesor, con una sonrisa radiante. Idéntica a la de Mehgan.
Mehgan soltó un mini chillido y me abrazo con fuerza, sus cabellos rojos se enredaron entre nosotras volando, casi vitoreaban con la felicidad que le salia a Mehgan por cada poro.
— Eso estuvo increíble, nadie podría haberlo hecho mejor.— Sin ser consiente del dolor que me causaba, me volvió a abrazar.
Soñaba con recostarme y dormir todo un mes. Cada minúscula parte de mi cuerpo dolía con el menor roce. Cada día el dolor bajaba un poco, pero al llegar a casa y comenzar con el entrenamiento, volvía a emerger. La semana que había pasado me había dejado muchas cosas claras. Aquellos chicos eran unos malditos karatecas. Cada uno tenia una especialidad diferente, pero, aun así, ¡Eran increíbles en lo que hacían!
Mientras ambas guardábamos nuestras cosas en mochilas, la campana sonó y me destrozo los tímpanos. Apreté los labios para no asustar a Mehgan. ¿Que diría ella si su mejor amiga le dice que puede oír la campana triplicada por diez?
Me enderece respirando lento, tal cual Nick me había explicado, sin embargo, el destino no estaba de mi parte. Un chico torpe tropezó al intentar abandonar el salón. Termino cayendo al suelo y empujando el pupitre hacia mi. Lo detuve con un movimiento, sintiendo el dolor en mis brazos palpitar.
— Madre de dios, Cal.— Exclamo Mehgan, mirando al chico con enojo.— ¡Ten mas cuidado!
— Estoy bien.— Le dije al chico, antes de que se disculpara.
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Lycans I: Eclipsis
WerewolfLuego de la muerte de su madre y su hermana, Amber decide salir de Londres y mudarse a un pequeño pueblo en Norteamerica para vivir con su padre. Fire's Wood es un lugar extraño, tenebroso y muy aburrido. Sin embargo, el lugar oculta la distopica v...