Capitulo 41

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—¿Estas lista?


Mire a Nathan, en el sillón frente a mí, a Andrew, junto a él, y, finalmente, a Cameron, de pie detrás de ellos. Todos tenían las mismas expresiones, y estas iban desde expectativa a... ¿Era temor lo que percibía en los ojos negros de Cameron?


—Si.— respondí, apretando con ambas manos los reposabrazos del sillón.


—No lo olvides,— susurro Nathan,— No dejes que el dolor te domine....


—¿Dolor?— interrumpió Cameron— ¿Cómo que 'dolor'?


Nathan le dedico una mirada seria a Cameron y el asintió, cerrando la boca. Yo trague duro, apretando fuertemente los reposabrazos. Si, dolor. Dolor. Iba a doler. Tratar de entrar en sus cabezas al mismo tiempo iba a doler.


Nathan siguió:—Es más fácil perderse en varias cabezas. Nunca olvides la meta.


—Llegar al subconsciente de los tres al mismo tiempo.— cite.


—Muy bien.— me dijo Nathan, restregándose las manos sin dejar de mirarme— No tengas miedo, si algo malo sucede, Andrew se dará cuenta y Cameron usara su habilidad para despertarte.

Mire a Cameron, y se me escapo un suspiro. El me correspondió la mirada, pero, un segundo después, rompió el contacto.

Nathan se inclinó desde su sillón hacia la mesa que lo separaba de mí. Sobre ella había un péndulo; plateado, pequeño y formado por cuatro esferas que sostenían hilillos plateados. Nathan me miro una última vez, asintió, como dándome fuerzas, y levanto la pequeña esfera de la izquierda.

Luego, la soltó, iniciando un ciclo de fuerzas que hizo que las esferas de los extremos se levantaran y golpearan una a la vez. El sonido que producían era repetitivo. Y era el sonido que buscábamos.

Cerré los ojos.

Y todo comenzó.

No era correr por un pasillo. No era rebuscar entre memorias. Tampoco era llegar a un subconsciente. Era diferente. Era mucho más complicado. Y dolía mucho.

Tres subconscientes. Podía sentirlos. Pero... No podía llegar a ellos. Se entremezclaban y se alejaban, moviéndose para distraerme. Llegar a ellos era como atravesar una multitud en una acalorada tarde de Julio. Durante el verano, cuando la gente estaba irritable y el bullerio de la ciudad podía volverte loco.

Lycans I: EclipsisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora