Capitulo 23

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Seguíamos mirándonos. El viento se había vuelto fuerte y vigoroso, con vida propia se movía de un lado a otro, las cortinas abiertas que daban al balcón se sacudían al igual que mi cabello. Quería irme. Realmente quería irme. Me sentía tan culpable, y tan avergonzada, tan triste. Quería abandonar todo aquello, alejarme lo más posible de ellos y simplemente fingir que nada de eso era real.

— ¿Por qué viniste, Cameron? — pregunte, con la voz ronca, intentando que el cabello no se metiera en mi boca — ¿Para convencerme de lo contrario?

— Vine, porque... Tenías que saber porque paso lo que paso.— Sus ojos negros me pedían que me quedara. Que lo escuchara, en vano. — Si, no has tenido el desarrollo que esperábamos, pero eso no implica nada.

— Implica que quizá no soy como ustedes. He estado dando vueltas como una tonta, creyendo que lograría llevar bien todo esto.— hice una seña a la casa — Fingiendo que era algo normal, sin saber si realmente podría protegerme a mí misma, o tener una familia, o vivir como una adolescente normal...

— Nora es muy lista. — Interrumpió el, acercándose — Solo te hizo oir lo que sabía que te heriría, manipulándote y...

— Y tenía razón— Finalice — No estoy lista para esto, ¡No pude ni siquiera defenderme de ella! ¡No quiero estar aquí!

El frunció el ceño — Nadie te está obligando a haberlo.— respondió, me encogí un poco dolida por sus palabras — ¿Por qué eres tan vulnerable, Amber? Si, ella dijo todo aquello, pero, en lugar de hacer un drama, podrías simplemente mejorar.

— ¡Hago todo lo que puedo! — Exclame, atónita — ¡No puedo mejorar más!

— ¡Siempre puedes mejorar más! — Siguió el, con el ceño igual de fruncido.— Es difícil hablar con alguien que se rehúsa a poner de su parte. Cometiste un error al ir al bosque, acéptalo y vive con ello

— Cometiste un error enamorándote de una asesina. Acéptalo, — espete — Y vive con ello tú también.

— ¿Qué dijiste? — Susurro el, dando varios pasos hacia mí. Resistí el impulso de alejarme. No recordaba que fuese tan alto — Acaso tu.... — él se detuvo, escuche unos pasos acercándose desde mi habitación — Tú no sabes nada, no importa cuántas veces tu mente lo retuerza. No sabes qué fue lo que paso, no sabes nada de mí, ni de Peter, ni de...— sus ojos destellaron con rabia — Nora. No tienes derecho a hablar de ello.

— Pero tu si, ¿No? — Asentí, — Tu puedes venir y decirme que todo está bien, que puedo mejorar, aun cuando soy yo la que estuvo a punto de morir allá. Aún no he sanado, ¡No puedo sanar tan rápido como ustedes! ¡No tengo una habilidad! ¡No me desarrollo como debería! ¿Y crees que venir aquí y decirlo con simpleza me hará sentir mejor? Eres un asco consolando personas

— No vine a consolarte. No soy tu amigo.— Di un paso atrás — Vine a hablar. A explicarte lo que sucedió. Lástima que tú madurez no sea suficiente.

Lycans I: EclipsisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora