Capitulo 53

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Para mi, el miedo a sufrir, siempre ha sido peor que el propio sufrimiento. Después de todo, mucha gente entra en el peor momento de su vida antes de una desgracia, suena ilógico, pero tiene sentido si lo ves de una perspectiva distinta. Miedo a sufrir. Miedo a abandonar algo o a perderle, miedo... A no ser feliz. 

Conocía la temible sensación del miedo, y tal como dije, era peor que el propio sufrimiento.

El susurro del viento era un silbido bajo y poco fuerte en medio del lugar donde me hallaba. 

Sentía que caminaba sobre algo caliente... Pavimento caliente y abrasador que torturaba mis pies mientras corría entre saltos. ¿Por que no podía ver nada? Tan solo el horrible e inquietante sonido de pitidos, autos, gente hablando...

 ¿Pero... por que no podía ver?

 Sabia que estaba corriendo, sabia que llevaba algo en la mano, sabia que alguien venia tomándola. Alguien tiraba de mi.... Para salvarme y aun así... No podía verle.

Quería... Necesitaba verle.

  —  ¡Quédate! —  Grite, mi garganta siendo apuñalada por dolor. Y la mano que sostenía alejándose.—  ¡Por favor, no hagas esto! ¡Quédate conmigo! ¡No quiero que te lleven! ¡Por favor...!

El llanto subía por mi dolorido cuerpo y comenzaba a emerger por mis ojos en forma de gotas cargadas de miedo. Resbalaban por mis mejillas esfumando todo rastro de valentía y demostrando únicamente dolor y sufrimiento. 

Quería saber quien se iba... O a quien se llevaban. Necesitaba impedirlo. Debía evitar que le alejaran de mi.

Pero se soltaba. Repitiendo palabras tranquilizantes, susurrando cumplidos y soltando mis manos mientras yo no podía dejar de llorar y la oscuridad comenzaba a esparcirse... Mis oídos  escucharon el inconfundible sonido de patrullas de policía a lo lejos...Podía ver luces.... Podía ver destellos.... Podía oír gritos... Y dolía. Por que de alguna manera, sabia que no podría salvarle.

  —  ¡NO! —  Sus dedos cada vez estaban mas lejos y el olor a sangre comenzaba a volverse mas y mas fuerte. Algo produjo un sonido estruendoso cerca.... Un alarido se escucho, uno fuerte y claro. Un segundo mas tarde lo reconocí como mio. Yo gritaba. 

Entonces, con un solo movimiento involuntario, la mano me soltó dejándome en un vació tormentoso. 

Se lo habían llevado y no había nada que pudiese hacer para recuperarle. 


Grite tan fuerte que la garganta me dolió. Mis brazos se movieron por inercia a mi alrededor, buscando una fuente de luz o algo a lo que aferrarme. Sentía que caía, caía por un pozo sin fondo. 

Lycans I: EclipsisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora