Capitulo 47

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Fire's Wood. 

Narrador omnipresente.

Mehgan sonrió, feliz.

Sobre sus piernas descansaba su libreta de matemáticas. Estaba resolviendo con más fluidez que de costumbre. Los números siempre se le habían dado muy bien pero parecía que la habilidad crecía conforme ella lo hacía.

El pequeño Fluffy estaba a su lado en el sofá, mordisqueando un montón de plantas más grande que él.

Los tacones le indicaron que ya no estaba sola en el salón de películas, donde solía meterse a estudiar cuando su madre traía a su novio a casa.

Su madre, Martha, apareció por la puerta. Su perfume impregno la habitación entera, haciéndola oler a lavandas.

—Hola.— saludo, tímida. Su madre le sonrió.

—Mehgan, baja ese animal de mi sofá.—exigió, Mehgan asintió y bajo a Fluffy rápidamente. El conejo salió corriendo lejos. Ay, no. Pensó. Ahora tengo que ir por el.—Saldré con Carl toda la tarde, tal vez no vuelva esta noche. José nos llevara, pero Martin se quedara contigo.

Mehgan asintió. Su madre le sonrió una última vez y salió del cuarto. Mehgan dejo sus libretas sobre uno de los sillones y la siguió. Apenas alcanzo a verla salir de la casa tomada de la mano de John, su pareja. Le habría gustado decirle adiós, o darle un beso, pero su madre no era fan de las despedidas.

Se fueron. Mehgan escucho el suave motor del auto de su madre arrancar y suspiro. Le habría gustado quedarse con José, el chofer, porque era más divertido y relajado. Martin era un poco despectivo y siempre estaba tieso como una vara.

Siguió haciendo deberes por un par de horas, y cuando dieron las tres de la tarde comenzó a darle hambre. Le gustaba cocinar, pero no estaba de humor, así que llamo para ordenar comida china. Para su sorpresa, el teléfono fijo no funcionaba. Emitía un pitido chillón y molesto sin detenerse.

Nunca antes había sucedido, pero Mehgan simplemente volvió a poner el teléfono en la mesa y busco su celular. Estaba en su habitación, en el segundo piso. Marco de nuevo, sentándose a los bordes de su cama mientras veía por la ventana. Los jardines de afuera se movían de un lado a otro, impulsados por una fuerte ventisca. El cielo estaba gris oscuro; se avecinaba una fuerte tormenta.

La voz femenina robótica que solía indicar los mensajes de voz le dijo que no era imposible realizar la llamada. Mehgan, confundida, miro la pantalla. No tenía señal.

Un fuerte relámpago resonó en el cielo, tronándole hasta los huesos. Las luces de la casa a parpadearon. Mehgan vio el cielo a través de la ventana, en unos pocos minutos había pasado a ser de un gris muy oscuro. El brillo de los rayos podía verse a través de las nubes. Sin embargo, aún no se desataba la tormenta.

Lycans I: EclipsisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora