Capitulo 60

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Titulo: Ídem.



Cuando nacemos no entregamos mas al mundo que nuestra alma, y al morir, sin duda lo dejamos todo.

Lo primero que vi al despertar  fue el cielo, tan oscuro que las estrellas brillaban de manera incandescente. Intente incorporarme, pero me dolía muchísimo la espalda. Los ojos me ardían de tanto llorar y tenia mucha hambre.  Con dolor logre sentarme. Si, seguía en la playa. Si, me había dormido luego de una larga y desdichada tarde de lagrimas. No, aun no estaba lista para volver con mis compañeros. 

Las olas aun golpeaban la playa con fuerza, quizá con mas que un rato antes de haberme dormido. Definitivamente no iba a volver a dormirme sobre un par de rocas duras y correosas. Mientras intentaba ponerme de pie advertí una estrella fugas en el cielo, tan visible como invisible por la rapidez en que se movía. Intente pedir un deseo, pero me detuve. Todo lo que quería era imposible de tener otra vez. Sacudí mi pantalón de las piedras y la arena adheridas a el, mirando fijamente a la nada e intentando arreglar mi cabello desordenado. 

Debía volver al Jet. Debía. Pero no quería. No quería ver la cara de negación de Paul, no la de juicio silencioso de Andrew, ni la de Edward. Y mucho menos la de Cameron. Mi posible sobrino. Solté un bufido cual toro al recordarlo, había pensado tanto en ello que el tema ya tenia una agujero con mi nombre. Estaba casi convencida de que era hija de Richard. El casi era la probabilidad de que fuese una imbécil enamorada de su maldito sobrino.

Me detuve. ¿Enamorada? No estoy enamorada. Esa es una palabra demasiado sugestiva e impropia para el sentimiento. 

Decidí no alargar mas mi juicio y caminar hacia el Jet, buscando dimensiones desconocidas en mi cabeza en las cuales me lanzaba junto a Zack y le rogaba que me perdonase. Sabia que estaba enojado, muy enojado. Yo lo habría estado de haber estado en su lugar. Me había comportado en una hija de puta. Y debía remediar eso. Así que cuando llegue, entre tropiezos, al Jet, tenia una meta. Una meta, que claro, no podría cumplir porque Paul, sentado en las raíces incomodas de un arbol tenia la mirada que era conocida como Mereces-un-gran-sermón.

Quiza si lo merecia, pero no lo queria.

  —  ¿Estas contenta? —  A pesar de haber esperado el tono, no fue Paul quien hablo. Sino una voz a mi derecha.— Porque realmente deberías.

Cameron estaba en la rama de un árbol, un gran árbol de tronco grueso y largo que parecía muy resistente. Hablaba con un tono hostil que me descoloco por un segundo, y busque la ayuda de Paul, pero encontré su espalda mientras subía al Jet. Genial, el también estaba enojado.

—  Están interrogando a la chica.—  Explico Cameron, aunque no había preguntado nada.—  ¿No vas a responder?

—  ¿Que cosa?

—  ¿Estas contenta? —  Esta ves hablo con mas dureza, se me puso la piel de gallina solo con su mirada. 

— ¿Que rayos quieres? —  pregunte con la voz rota.—  ¿Que esperabas que hiciera que lanzara flores de colores? ¿Ah?

—  Zack no te hizo nada. 

—  Eso es verdad.—  Afirme.—  Pero no te hice nada a ti, así que controla tu tono imbécil.

El soltó una risa seca, fuerte y dura. Trague el nudo en mi garganta. Parecía que no le importaba el posible hecho de que fuésemos familia. Y no estaba de humor para defenderme, sabia que no resistiría una buena pelea porque la merecía. No había actuado de la mejor manera. 

Lycans I: EclipsisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora