Capítulo 27

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Abandone la casa lo mas rápido que pude. Contenta de poder irme de una buena vez.

Deje la ultima maleta en el asiento trasero del auto contenta por no tener que entrar de nuevo a la casa. No obstante, cuando me volví para cerrar la puerta me encontré de frente con una persona.

Mi primer reflejo fue lanzar un golpe. Sin embargo, el fue más veloz y atrapo mano con un movimiento. Era algo estúpido, pero solo verlo me ponía de malas.

— ¿Estas loca? — encendí el auto, ignorándolo.  — ¿Que tal si habían cámaras? ¿Que tal si tuviesen un espía? ¿Que tal si...? 

— Quítate.— No importaba cuan raro fuese verlo aquí, hablándome, si seguía molestándome aceleraría y le aplastaría el cráneo. 

Luego el problema seria tener que esconder su cadáver.

— ¿Me oíste? — gruño el. Suspire, calmándome para no golpearlo.

— Primero; Revise la  casa. Segundo; también dije que no era su problema las idioteces que me planteaba hacer y tercero... ¿Que acaso no les dije, bola de idiotas, que no me buscarán? ¿Son sordos o las pulgas no los dejan oír?— Edward me ignoró. Rodeo con expresión de enojo el auto y subió dando un portazo.

No se movió. No me respondió cuando le pregunte porque subía. Ni siquiera se digno a mirarme. Tuve que conducir con el al lado hasta casa de Mehgan a regañadientes.

Cuando llegamos, detuve el auto y me cruce de brazos.— Adiós.—El me miro.

— Lástima. Quiero conocer a la pelirroja. Andrew dice que esta buena.

—Baja de mi auto antes de que te patee.

—No hagas ninguna ridiculez.— Pidió, bajando.—¿Sabes que hara Kate cuando se entere de que volviste a tu casa... con solo una simple arma?—al decirlo, alzo mi arma. Me tantee el bolsillo, sorprendida.

—¡Oye! ¿Como...?—gruñendo, se la arranque de la mano.—No vuelvas a quitarme mi arma sin permiso.—Ademas, para tu información Kate y yo estamos en contacto por teléfono.

El Bostezo.

— Mira. Seré claro, no te metas en líos  y, por lo que mas quieras, trata de volver lo antes posible... Quieras o no; eres una de nosotros. Una de los Lycans. Rechazarnos y rechazar tu sangre es como perjurio. Mientras mas lejos estés, peor te ira. Créeme.

Ni siquiera me dejo responder. Se dio media vuelta y cruzo la calle. 

Era mentira. No podía llegar a ser tan desgraciada.

(...)


El lunes fue uno de los primeros días de desgracias.

Las tormentas no eran buena combinación con la nieve, y la pasamos bastante mal tratando de salir de la casa. Habia nieve por todos lados, y no era nieve solida, era nieve pegajosa, a mitad de ser agua. Eso nos hizo patinar en el hielo, cosa que, honestamente, fue aterradora.

Lycans I: EclipsisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora