Capítulo 22

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Amber.



La alarma sonó.

Me estiré en la cama. Deseando por que no fuera lunes. No quería ir al instituto. Me incorpore acomodando mi pijama, que se había subido hasta más arriba de mi ombligo. Era extraño. No recordaba haber llegado a mi cama, tampoco haberme puesto la Pijama. Ignore el pensamiento y restregué mis ojos luego de bostezar. Adormilada, apenas logre ponerme las pantuflas de conejo antes de trastabillar a través de la habitación hasta llegar al baño, ignorando los posters de películas y libros en las paredes.

Me mire al espejo, tenía una Pijama de flores rosada. Alce ambas cejas, algo confundida. La última vez que había visto esa pijama había sido un largo tiempo atrás. Tuve que alzarme un poco para alcanzar el cepillo de dientes. Llevé ambas manos a mi abdomen y levante la camisa con cuidado. Mi curación aun no era lo suficientemente rápida, así que probablemente debe tener vendas por todos lados. Sin embargo, me sorprendí al notar que no tenía nada. Lave mis dientes inclinándome un poco para llegar hasta el espejo, tenía el cabello alborotado en miles de direcciones. Cuando Salí de la habitación, sobre mi cama había un uniforme.

— ¡Cumpleañera, más vale que estés lista! — Parpadee, confundida — Hija, ¿Que traes puesto? ¡Mira la hora! Ya es tarde Abby. ¡Cuántas veces hemos hablado de tardar tanto en el baño! — Quede estática al escuchar esa voz, solté un jadeo y mi cuerpo entero se estremeció.

— ¿M-mama? — Susurre, dándome vuelta rápidamente. El celaje de alguien acercándose por el pasillo para entrar a la habitación me hizo tallarme los ojos.

— Cariño.— Entonces entro por la puerta, enfundada en un largo abrigo de viajes negro y pantalones de mezclilla sobre botas del mismo color. Su cabello largo, rizado y rubio estaba amarrado en una cola alta y entre sus dedos traía una mochila de puntos blancos y negros. Se acercó, Beso mi frente y me miró por segundos. — Oye, ¿Qué te sucede? ¿Por qué me miras así?

— ¿C-cómo? ¿C-cómo?— Me quede observando su rostro totalmente inmovilizada. Di un paso al frente, observando atónita su rostro con forma de corazón, sus mejillas altas que yo no había heredado, sus ojos verdes, su sonrisa ancha y sus gruesos labios. Ella frunció el ceño y ensancho su sonrisa, y no pude contenerme. Abrí ambos brazos y la tome muy fuertemente hacia mí, aplastando mi rostro contra su cuello inhalando ese perfume tan caro que detestaba porque sí y adoraba porque la había hecho única. Ahí estaba ella, mi madre. ¿Cómo es que era posible? Guarde la pregunta en lo más recóndito de mi cerebro y me apreté a ella tratando de reprimir los sollozos.

— Abby, cielo... ¿Que sucede? ¿Tuviste una pesadilla, amor?— Me aferre a ella con una fuerza sorprendente, ella me envolvió con sus brazos y beso mi frente. Sentí como las lágrimas que salían de mis ojos mojaban sus hombros— ¿Debo preocuparme? Linda, estoy preocupándome, ¿Estas molesta? ¿Peleaste con Camille?

Lycans I: EclipsisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora