Capitulo 35

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Nick tecleaba apresuradamente sobre la computadora. El sonido que producía rebotaba sobre las paredes del taller, haciéndose infinito por el eco. Paul estaba a un lado, cosiendo la horrible herida en la cabeza de Cameron. Kate estaba desinfectando las heridas de Andrew. Nathan estaba limpiando los raspones enormes que Zack tenía en la espalda mientras el cerraba los ojos fuertemente porque seguía mareado debido al aturdidor con el que le habían dado. Lo poco que yo recordaba con respecto a un aturdidor era que yo había tomado uno el día en que me habían tratado de atrapar en mi casa. Era un cono alargado de luces azules. Nunca me había tocado uno, pero, por los efectos, esperaba que nunca sucediera.

Kate no escuchó cuando le dije que no sabía -y que probablemente nunca sabría- nada de medicina. Pero ella me dio algodones, gasas, cinta adhesiva y me puso frente a Edward para que le limpiara toda la sangre. Yo no dije nada, porque el realmente se veía mal y no había nadie que le atendiera además de mí. Me puse manos a la obra y comencé. Era bastante incómodo, porque Edward lucia muy dolido y, aunque era patético añadirlo a la lista, estábamos demasiado cerca. El olor a sangre me tenía los ojos vidriosos.

— Oh mi dios. — susurro Nick, minutos después. La tensión de la sala se endureció, todos ansiábamos saber quiénes eran esos tipos. Él estaba accediendo a las cámaras de seguridad de la camioneta.—Oh mi dios.

Andrew gruño— ¿Qué? ¿De pronto eres un seguidor de la religión?

—Oh mi dios.— Nick repitió. Edward se estremeció cuando le limpie algo más profundo en un corte que tenía en el abdomen. Le había levantado la camisa muy poco para darle algo de intimidad. Lo juro. — Esto es...— Nick tartamudeaba. Me levante sobre mis rodillas, dedicándome más a la limpieza de la herida. Eedward tenía la cabeza hacia atrás obre la pared, porque la nariz seguía sangrándole y seguiría haciéndolo hasta que se curara— ¡Oh mi dios! —el repentino grito de Nick me hizo dar un respingo y metí el algodón profundamente en la herida. Edward gruño.

— ¡Lo siento! — él se removió como lombriz, y bajó la cabeza. La sangre volvió a salir. — ¡No bajes la cabeza!

— ¡Pero mi cuello!— gimió el, obedeciéndome.

— Pues te aguantas. — Con delicadeza saque el algodón de la herida, Edward gimió. Nick siguió tecleando en la computadora. Con algo de seguridad tome una gruesa venda para pasársela por el corte que tenía cerca de la frente y limpie la herida que allí estaba. Sanaba rápidamente. Se me escapo una sonrisa y Edward bajo la cabeza. La sangre me salpico el rostro.

— ¡Mantén la puta cabeza en alto! — Edward se enderezó muy rápidamente, casi con miedo. Este idiota. Ignorando que la herida del abdomen necesitaba más atención me puse a limpiarle la nariz de la cara. Edward tenía el rostro más simétrico del maldito mundo. Literalmente, parecía haber sido tallado por Donatello. Se me escapo un suspiro, pensando en que tal se sentiría ser como ellos. Lance una discreta mirada a los demás; Zack y Andrew seguían sin camisa, mientras que Cameron se había quedado vestidito como dios manda. Que lastima.

Lycans I: EclipsisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora