setenta y uno

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NARRADOR OMNISCIENTE


Madeline se miró através del espejo y pellizcó sus mejillas tratando de quitarse el sueño de encima. Miró aquel mechón grisaseo que comenzaba a formarse en su cabello, hizo una mueca de desagrado.

Llevaba el maquillaje corrido y el cabello alborotado. No tendría tiempo para tomar una ducha, la camioneta pasaría por ellos a eso de las ocho de la mañana para llevarlos al autodromo.

Ella le había insistido a Jerry que no era buena idea salir a beber una noche antes de un trabajo muy pesado como el que estaban a punto de hacer. Pero Martin sugirió que le vendría bien y le ordenó que fuera.

-Eres un imbécil -miró a Martin a través del espejo. Él estaba plácidamente dormido en la cama.

Madeline optó por lavarse la cara y dejar su rostro sin maquillaje. No le daba tiempo de siquiera ponerse su labial favorito.

Se vistió simple, tomó la blusa negra que se le había dado a todo el equipo, esta que llevaba escrito el nombre de la revista junto con un pequeño estampado de MTV. Se puso unos shorts negros, convers blancos y dejó su cabello revuelto. Lo sujetaría luego con una liga. Lavó sus dientes y tomó sus gafas de sol.

-Martin -fue hasta el hombre y lo sacudió ligeramente del brazo -. Vete. Nadie puede verte salir de aquí. Recuerda que debes estar allá a las once para que autorices las posiciones.

-Estaré allá -respondió con la voz roca y los ojos todavía cerrados.

Madeline rodó lo ojos y dejó al hombre en su cama de hotel. Lo único que habían hecho la noche anterior fue charlar y beber un vino caro que Martin había comprado.

Madeline se sentía nerviosa, o tal vez más que eso, se sentía aterrorizada.

Ella le había rogado a Martin para que la sustituyeran en el viaje. Pero Jerry dijo que la necesitaba en su equipo, y que le daría un bono extra por asistir. Y Madeline necesitaba el dinero para pagar el alquiler de su nuevo departamento.

Aceptó y solo trató de pensar que si era lo suficientemente precavida no se encontraría con él.

Cuando estuvo abajo, Jerry le ordenó que entrara a la camioneta. Durante todo el trayecto Jerry solo la miraba con una mueca traviesa. Desde luego, era su amigo, y sabía lo que se avecinan para la pelirroja.



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-No te puedes esconder para siempre -dijo Jerry revisando el mapa del Donington Park -. Escuché que ya llegaron todas la bandas, ya están todos en el backstage.

-Pero estaré mejor si me dejas en la cabina de grabación con los de MTV. Ya sé manejar los controles de audio. -Insistió Madeline con seriedad.

-No, eres mejor con la cámara, cielo -respondió simple Jerry.

-Jerry, no tenemos quince. No lo hagas para molestarme.

-No -Jerry le entregó bruscamente el mapa a Madeline y le sonrió -. Te traje conmigo porque sabes cómo trabajo, y aún así, siempre me das más y me cierras la puta boca. Haz tu maldito trabajo. Y ya lo has dicho, no tenemos quince, no estamos en la preparatoria. Entonces, como ya eres una adulta, estoy seguro de que sabrás manejar la situación si te encuentras con aquel cabrón. Ya tienes veintséis, actúa conforme a tu edad, ¿quieres?

Las palabras de Jerry habían sido duras para Madeline. Tenía veintiséis, ya no tenía veintidós, ya no era la misma chica que había dejado su corazón en Venice Beach.

Madeline asintió con la cabeza.

-Tienes razón. Simplemente -suspiró -... Será difícil.

-Claro que lo será, preciosa -Jerry la abrazó por los hombros -. Los primeros días los lloraste de día a noche, te recuerdo bien. Estabas asustada y con el corazón roto. Pero ahora eres más fuerte, y podrás lidiar con él. Dicen que tiene un genio del infierno, no será tan malo lidiar con eso.

𝕻𝖗𝖔𝖒𝖎𝖘𝖊𝖘 ☆𝕯𝖆𝖛𝖊 𝕸𝖚𝖘𝖙𝖆𝖎𝖓𝖊☆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora