treinta y cinco

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MADELINE


-¿Y si horneas cupcakes de chocolate? -preguntó Dave saliendo de la habitación.

-Pensé que estabas escribiendo algo -dije con burla y aparté la mirada de los documentos que estaba leyendo de mi trabajo; la próxima semana entraría a trabajar después de que mis vacaciones terminaran y tenía que ponerme al corriente con el papeleo.

-Tengo hambre -gruñó y se dejó caer en el sofá.

-¿Cupcakes de chocolate?

-Sí -dijo mientras encendía un cigarrillo.

-Solo si me acompañas a comprar las cosas.

-Vamos -se puso de pie y comenzó a buscar algo en los bolsillos de su pantalón con el cigarrillo entre sus labios - ¿Has visto las llaves del maldito auto?

Le di una mala mirada.

-En el perchero, Dave -contesté con fastidio -. Siempre las dejas por ahí tiradas.

-Bueno -tomó las llaves de donde dije -, ahora mi maldito departamento luce más femenino contigo aquí.

Soltó el humo y después dio otra calada.

-¿Femenino? -reí y me puse mis botas de plataforma que estaban a un lado mío y me levanté de la silla.

-Todo está en orden, pusiste plantas por todos lados, e incluso tienes un póster de Roger Taylor en la maldita pared -señaló la habitación-, cuando cogemos no es muy agradable saber que ese hombre nos está observando, Madeline.

Solté una carcajada y me crucé de brazos.

-¿Y eso lo hace femenino? Tú también tienes pósters es las paredes, Dave -contesté con obviedad.

-Y cuando hay un desastre aquí -siguió reclamando -, hay zapatos y sostenes por todos lados.

Dio una calada más a su cigarrillo.

-Bueno, eso no ha cambiado mucho -negué con la cabeza -. Siempre tenías un sostén o cosas así por ahí botados, ¿te conté que encontré dos sostenes detrás de los cojines del sillón? -lo apunté con gracia.

-¿De verdad? -frunció el ceño y soltó el humo.

-Sí -me acerqué a él-, pensé en quedármelos pero no eran de mi talla -me encogí de hombros.

-¿Cómo eran? -me miró expectante.

-Uno tenía estampado de jaguar y el otro era morado con un moño rosa en el centro.

-Ah, creo que ya sé de quienes eran.

Solté una risa entre dientes y negué con la cabeza.

-¿Cuánto tiempo llevaban ahí? -lo miré expectante.

Él hizo una mueca y chasqueó la lengua.

-Cuando te vas a trabajar meto a mujeres. Tengo mucho tiempo libre para buscar a lindas chicas, Madeline -contestó con incredulidad y después volvió a dar otra calada a su cigarrillo.

-No lo dudaría -lo fulminé con la mirada.

Él puso los ojos en blanco y me tomó del brazo.

-Mejor vamos de una maldita que vez que me muero de hambre -me dio una palmada en el trasero y me empujó con suavidad hasta la puerta.

Sonreí y ambos salimos juntos.

~《●》~

-¿Chispas de chocolate o nuez? -le pregunté enseñándole los dos frascos de los productos que mencioné.

𝕻𝖗𝖔𝖒𝖎𝖘𝖊𝖘 ☆𝕯𝖆𝖛𝖊 𝕸𝖚𝖘𝖙𝖆𝖎𝖓𝖊☆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora