𝕻𝖗𝖔𝖒𝖎𝖘𝖊𝖘 ☆𝕯𝖆𝖛𝖊 𝕸𝖚𝖘𝖙𝖆𝖎𝖓𝖊☆

cuarenta y siete

MADELINE

—Madeline —escuché la voz de Lisa — ¡Madeline!

—Carajo —Dave dijo con frustración —. Está ahí.

A los pocos segundos después de esa respuesta, la puerta se abrió de par en par con brsuquedad.

Lisa apareció, ella estaba alterada. Se acercó hasta mi parándose se cuclillas. Tomó mi rostro y me observó expectante.

—¿Cómo te sientes? —preguntó. Fruncí el ceño y aparté mi rostro de sus manos.

Vi a Dave llegar y recargarse sobre el umbral de la puerta, enseguida Paul se asomó detrás de él.

—Paul —dije sorprendida pero desganada.

—¿Cómo estás? —preguntó, parecía apenado.

—Fantásticamente bien —sonreí falsamente mostrando mis dientes, dejando en claro mi sarcasmo —. Vamos, no es para tanto —me puse de pie rápidamente. Una punzada dolorosa se enfocó en mi cabeza. Fruncí el ceño y me volví a sentar de golpe.

—¿Qué? —Dave dio un paso hacia delante y preguntó con brusquedad.

—Nada —mentí. Mi estomago comenzó a gruñir. Y luego sentí arder mi esófago —. Mierda —me levanté nuevamente y corrí hasta el baño, mis pasos seguían torpes desde que había salido de la fría ducha a la que Dave me había metido.

Entré rápidamente al baño y me incliné frente al inodoro; comencé a vomitar mientras hacía mi cabello hacia atrás para no ensuciarlo.

Me quemaba la garganta.

—Madeline —escuché la voz de Dave acercarse.  Con mi pie cerré la puerta, dando a entender que no quería que nadie se acercara.

Una arcada más.

Mi garganta dolería después de eso.

Me puse de pie con debilidad y bufé con frustración. Tiré de la palanca del inodoro y me acerqué al lavamanos.

Me miré al espejo.

Estaba pálida y ojerosa; como cuando Dave tenía  recaídas y comenzaba a drogarse como si su vida dependiese de ello. Me veía exactamente como él.

—Diablos —bufé con frustración.

Bajé la mirada y mi cepillo dental seguía ahí. Colgando del porta cepillos. En su lugar.

Lo tomé y tomé pasta dental.

Comencé a cepillar mis dientes.

La puerta se abrió y Dave apareció, estaba serio y me miró expectante.

—¿Estás bien? —preguntó, no respondí y él se encogió de hombros. Solo lo miré de reojo mientras seguía lavando mi boca — Ya sabes, escupiste esa mierda, te sentirás mejor.

Escupí la pasta dental y respondí:

—Eso espero. Me siento enferma.

Terminé con mis dientes y Dave no hacía más que mirarme expectante.

—Permiso —dije frente a él, pues obstruia mi camino para salir del baño. Él me escuchó.

Lisa estaba parada frente al sofá, me miraba aterrada.

—¿Todo bien, Maddie?

—Sí, quiero ir a dormir —suspiré con frustración.

—Claro, vamos —respondió.

Miré a Paul y le sonreí

—Adiós —me despedí con un movimiento de mano. Al mirar a Dave tragué saliva, no sabía qué decir —. Gracias, Dave — fue lo único que pude decir.