veintidós

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MADELINE


Toqué tres veces la puerta desgastada de madera.

Esperé.

Inmediatamente Dave abrió la puerta.

Me adentré. Al ver la cama, me tumbé en ella y respiré profundamente.

Escuché la puerta cerrarse.

—¿Qué putas sucede? —habló Dave con molestia — Claramente no estamos aquí para divertirnos, ¿qué putas está pasando?

Lo miré de reojo. Él tenía las manos en la cintura, y tenía una mirada sería.

Pero se miraba ansioso, como en esta mañana.

Me sentía mal por la abstinencia de Dave, pero era peor si estaba drogado todo el tiempo.

Me senté sobre mi lugar y crucé mis piernas.

Me quité mi sudadera que estaba llena de sudor.

—Necesitamos hablar. Necesito contarte algo.

Me miró expectante.

—Pero primero, déjame hablar y no me interrumpas, ¿bien? —lo señalé.

—Bueno —gruñó —, no suenan a las mejores noticias, pero lo intentaré.

Suspiré.

—Mi madre está  en quiebra, alguien la estafó, pero ahora estamos llenas de deudas por la cirugía de mi abuela. Entonces, tengo que casarme con un hombre rico para poder sacar a mi madre y a mi abuela de esta mierda.

Todo había sido muy rápido.

Jamás había hablado tan rápido en mi vida.

Miré a Dave. Él tenía una mueca llena de confusión en su rostro.

—¿De qué mierda hablas?

—Lo que escuchaste. No hay más.

—Madeline, si estas en desesperación por lo del dinero y esa basura, la opción no es casarte con un hombre malditamente rico. —contestó con obviedad.

Cerré lo ojos y bufé

—No entiendes...—me encogí de hombros— Me refiero a que no hay más que hacer, lo tengo que hacer. Y ya está el trato, ya hice el trato con un hombre...

—¿Es enserio?. —me interrumpió con brusquedad —¿No estas jugando?. —comenzó a exaltarse. — Estás jodiendo. —negó con la cabeza repetidas veces.

Yo no respondí. Solo lo miré.

—¿Es broma?

Seguí sin responder y agaché la mira.

Después lo escuché reír.

—Madeline, se que toda tu puta vida tuviste todos los putos lujos que necesitabas, ¿ahora no puedes joderte un poco para salir de esta? —su tono de voz era agresivo —¿Qué te cuesta mucho trabajo mover tus piernitas y bracitos para ponerte a trabajar el doble? ¿Solo decidiste pensar en casarte con un hombre rico?

Él comenzó a dar vuelva de un lado a otro sobre la habitación.

Sus palabras habían sido bruscas. Mi corazón comenzó a acelerarse.

—Dave, déjame explicar...

—¿Explicar qué coño?,  el trato está hecho. Seguramente pensaste primero con ojos de dinero en vez de la cordura. —Seguía hablando mierda. —Claro, ahora eres igual que tu madre.

Soltó una risa.

Yo me levanté de la cama y me acerqué a él.

—Déjame hablar.

—¡Lo dijiste todo, carajo! —gritó tan fuerte que me sobresalté en mi lugar.

Estaba cansada.

Estampé la palma de mi mano sobre su rostro.

Él me miró estupefacto.

—Te dije que no me interrumpieras —lo señalé —. Pero siempre tienes que reclamar y ponerte violento, ¿de verdad crees que es lo que quiero?, ¿crees que así quiero vivir? —reí. — Te vine a contar esto porque me siento de la mierda, te dije que no me interrumpieras, pero, ¿sabes qué?, olvídalo. Tu crees que soy una maldita interesada, siempre lo has creído. No tiene sentido hablar contigo una mierda.

No había más que hacer aquí.

Salí de la habitación azotando la puerta.

—Mierda. —susurré.

Otra vez sentía ganas de llorar.

Dave abrió la puerta detrás de mi.

Solo le di una mala mirada y caminé rápidamente.

Dave siguió mis pasos.

—Madeline.

Aceleré mis pasos y bajé las escaleras corriendo. Él igual.

Alcanzó a tomar de mi brazo pero yo me solté bruscamente.

—Maddie, por favor.

—Déjame en paz.

Seguí caminando rápidamente.

—Puta madre, Madeline. Hablemos.

No hice caso.

Seguí caminando y él pisaba mis talones.

—Maddie.

Maldición.

—Madeline.

Estaba fuera del motel finalmente, comencé a caminar con rapidez por la banqueta.

—Mierda, está oscuro aquí afuera. No veo una mierda, Madeline.

Cierto. Dave no tenía la mejor visión del mundo.

—Madeline, a estas horas es peligroso andar sola en la calle, ¿no viste las noticias de ayer?

Mierda, era cierto. Cerca de aquí raptaron a una chica y después su cuerpo fue encontrado en la carretera.

Tragué saliva.

Pero seguí caminando.

—Madeline. Perdón.

Mi corazón se estrujo.

Detuve mis pasos.

—Dave... —me di la vuelta para mirarlo. —Exactamente, ¿por qué te estas disculpándo?

—Por lo que dije. Todo.

Suspiré y cerré los ojos.

Después lo miré fijamente.

—¿Cuántas veces tienes que disculparte por lo mismo?

Él agachó la cabeza.

—Dave, siempre que discutimos tienes que decir la misma basura, crees que me encanta el dinero. Crees que soy una maldita interesada. Y no me digas que no lo crees, porque es mentira, siempre lo mencionas.

—Madeline, sabes que soy un...

—Y siempre pides disculpas diciendo que eres un idiota que nunca sabe lo que dice, pero no eres estúpido. Sabes bien lo que dices. —un nudo se formó en mi garganta. —Dave, tú no tienes nada, y si fuera interesada y todas esas mierdas prejuiciosas, no viniera a ti cada que todo se va al carajo, porque tú para mi eres todo, tú eres suficiente.

𝕻𝖗𝖔𝖒𝖎𝖘𝖊𝖘 ☆𝕯𝖆𝖛𝖊 𝕸𝖚𝖘𝖙𝖆𝖎𝖓𝖊☆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora