veintinueve

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MADELINE

Vi a Leo la semana pasada en el juicio, le dieron los años suficientes para pudrirse en la cárcel. Por haber matado a un policía, por portar armas grandes e ilegales, por lo que me hizo, y por traficar drogas. Mi madre estaba en libertad condicional solo por ilusa.

Yo tenía pesadillas constantes. Veía a Leo en mi camino incluso si no pensaba en él. Como si me estuviera persiguiendo. Supongo que al asimilarlo o al ser consciente de lo que estaba por hacerme aquel bastardo, la reacción fue tardía y mala. Tenía miedo. El detective William dijo que algunos hombres de Leo seguían sueltos, y que no podía estar del todo a salvo. Eso era un martirio. Había un policía cuidándome el trasero todo el tiempo.

Incluso unos días antes, mientras Dave y yo teníamos sexo, al cerrar los ojos vi a Leo, como una alucinación, él estaba en la esquina de la habitación mirándome fijamente. Grité xomo histérica y me eché a llorar, Dave se aseguró de que estuviésemos solos, me lo confirmó, pero seguía en llanto y él no sabía qué más hacer.

Él asunto comenzaba a preocuparme.

Leo estaba en prisión. El mayor peligro estaba quieto y yo seguía temiendo.

Había vuelto a mi trabajo en la cafetería, pero volver ahí me trajo recuerdos tan malos de Leo siguiendome que creía que alguien me seguía nuevamente, aparte del policía que andaba casi siempre pegado a mí; renuncié y ahora estaba desempleada.

Algunas personas volteaban a mirarme en la calle, personas que me reconocían por ser hija de Andrea Clark, normalmente eran chicas más jóvenes que yo que me miraban con lastima. Chicas que se acercaban a sus amigas y comenzaban a murmurar cosas sobre el juicio, sobre lo que hizo mi madre y sobre lo que ambos me hicieron, dejándome como una pobre e infeliz mujer.

Mi madre no salía de casa, no quería ser vista.

Y el dinero comenzaba a preocuparme, comenzabamos a quedar en la ruina nuevamente. Aunque eso dejó de preocuparme rápidamente.

Había vendido más de la mitad de las cosas que habían en mi habitación a una venta de garage de la vecina y gané una buena cantidad de dinero.

Yo había decidido tomar otro camino. Hacer algo nuevo con mi vida.

—Estaba pensado en rentar. —dije a Dave después de que había terminado su ensayo con los chicos y ellos se habían ido ya. La próxima semana ellos darían un concierto en un bar lo considerablemente grande para que mucha gente los vea.

—¿Rentar?

—Sí, vivir con mi madre es un martirio. Se queja del dinero pero no hace más que llorar en su habitación, verla es difícil aún. Y no tengo empleo. Si empiezo a rentar, me veré obligada a conseguir un empleo.

—¿Y en dónde rentarías?—preguntó mientras encendía un porro. Había empezado a fumar hierba otra vez, y por el momento eso no me causaba problemas. No fumaba todo el tiempo.

—No lo sé. Comenzaré a buscar mañana, ¿me acompañas?

Él se quedó en silencio mientras soltaba el humo. Miró fijamente el suelo y luego a mi.

—¿Y si te mudas aquí?

—¿Hay algún piso disponible?

—No, aquí conmigo, Madeline.

Lo miré con burla.

—¿Hablas en serio? No quiero estorbarte en tus ensayos.

—Madeline, vives prácticamente aquí. Incluso hay más calzones tuyos aquí que míos.

𝕻𝖗𝖔𝖒𝖎𝖘𝖊𝖘 ☆𝕯𝖆𝖛𝖊 𝕸𝖚𝖘𝖙𝖆𝖎𝖓𝖊☆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora