cincuenta y uno

77 6 0
                                    

MADELINE

Miraba atenta el menú. Me lo sabía de memoria y pediría lo mismo de siempre: Malteada de chocolate y pancakes.

Mi pierna se movía con nerviosismo debajo de la mesa y agradecía a eso porque Dave no se daría cuenta. Él estaba recargando su cabeza en una mano mientras hojeaba desganado el menú. Seguramente también pediría lo mismo de siempre: Hamburguesa con papás fritas.

Dave nunca pedía bebida porque siempre robaba de mi malteada. Pero me preguntaba si esa vez también lo haría.

La mesera regordeta y rubia, llamada Paty, se acercó y nos sonrió. Parecía genuinamente contenta.

-Hola, chicos. Hacía tiempo que no venían -dijo con entusiasmo -, ¿cómo han estado?

-Hola, Paty -le sonreí -. Estamos bien, ¿qué hay de ti? El cabello te ha crecido -la señalé -, te queda bien -levanté ambos pulgares.

-Deberías teñirlo rosa -dijo Dave con burla.

-Lo he considerado -asintió Paty pensativa -. Estoy vieja para eso.

-Nunca es demasiado tarde -respondí.

Paty soltó una suave carcajada y negó.

-Ambos lucen hambrientos, ¿lo mismo de siempre? -nos señaló con su lapicero.

-Sí, por favor -respondí.

-Sí -habló Dave -, solo que añade más de papas a la francesa, tengo un hambre del carajo -Dave dio palmaditas en su estómago frunciendo el ceño -. Te podría comer a ti, Patricia.

Dave le guiñó un ojo y Paty se sonrojó al punto de verse adorable. La mujer soltó una carcajada escandalosa y le dio un golpe a Dave en el hombro con su libreta.

Yo solo reí entre dientes.

-Por dios, ¡respeta a tu chica, tontuelo! -lo regañó Paty mientras reía y anotaba en su libreta el pedido.

La sonrisa se borró de mi rostro.

¿Qué tan conveniente sería corregirla?

-A ella no le molesta, ¿no es así? -Dave me miró con gracia - Ella es compartida -me sonrió con travesura y yo sólo bajé la mirada.

¿Por qué no corregí a Paty? ¿Por qué no interrumpí a Dave?

Paty solo rió y negó con la cabeza.

-¿Cuándo tendrán un desayuno real, chicos? -nos miró con diversión - En unos minutos regreso con su comida.

Sin más, ella se marchó.

-¿Por qué lo hiciste? -miré molesta a Dave.

-¿Qué? -él frunció el ceño y se cruzó de brazos.

-Dave -dije con incredulidad -. No podemos seguir jugando a eso... Ya no podemos.

-¿Por qué? -frunció el ceño confundido -Solo estamos jugando, no es serio, Madeline. Relájate.

No dije más, solo suspiré con frustración y me quedé en silencio mirando por la ventana que daba directamente a la avenida y podía ver pasar los coches, a las personas, y también observaba las palmeras altas y cómo sus hojas eran delicadamente agitadas por la suave brisa del viento.

-¿Qué has estado haciendo, Madeline? -preguntó Dave al poco rato, yo lo miré atenta -Pareces cansada.

-Tengo trabajo -dije simple -. Ya sabes, hago esto y el otro -me encogí de hombros -. Me gusta, la paga es buena.

𝕻𝖗𝖔𝖒𝖎𝖘𝖊𝖘 ☆𝕯𝖆𝖛𝖊 𝕸𝖚𝖘𝖙𝖆𝖎𝖓𝖊☆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora