treinta y dos

453 32 8
                                    

MADELINE

Dave se excedía cada vez más, tanto que cuando había prometido ir por mí después del trabajo, me dejaba esperando y nunca llegaba. Prometió encontrar un trabajo, y lo consiguió en una agencia de llamadas telefónicas pero no le gustaba hablar sobre su "patético y aburrido" trabajo. Lo único que sabía es que él hacía llamadas para hacer alguna venta y su jefa le prestaba por tres minutos el teléfono de su oficina para llamar a mi trabajo, pero rara vez lo hacía, no lo culpaba, entendía que estuviese en el trabajo.

Prometió no hacerme algún drama por cualquier idiotez, pero si no se estaba quejando de que mis shorts eran muy cortos o mi escote era exagerado, se quejaba porque algún idiota me miraba solo por un segundo, haciendo el peor de los escándalos. Comenzaba a volverse agotador, aún así trataba de mantener la calma, ser paciente y dejar que esas cosas no jodieran nuestra relación, porque realmente quería estar con Dave, porque sabía que estaba estúpidamente enamorada de él y el afecto que sentía era tanto que no podría dejarlo. Lo quería,  lo necesitaba.

Pero Dave siempre se encargaba de arreglar todo, porque la forma en la que me protegía, la forma en la que me tocaba o me lanzaba algún halago, se sentían como si todo lo que yo era, fuera suficiente.

Nuestra relación era un desastre. Como un tornado. Arrastraba todas las emociones posibles. Sólo eran nuestras dos pobre almas tratando de encontrar un camino juntos, aunque no pensáramos mucho en el futuro estando siempre unidos.

Pero admitía que pasar el tiempo con él se sentía liberador y salvaje. Por alguna extraña razón el hecho de que ahora fuéramos novios lo hacía mejor a como cuando éramos amigos. Porque él sabía que yo le pertenecía y me podía tener cuando a él se le antojara.

Era fiesta de año nuevo. Mi abuela había ido de viaje con unas amigas y mi madre se la pasó sola en la casa del lago; mi abuela vivía en la casa del lago, justo como había dicho, solo que mi madre vivía con ella. Pero mi madre se la pasaría llorando sola en la casa aún siendo día festivo, probablemente lamentándose la desgracia en la que había caído. Y yo estaba con Dave, él no pasaba la navidad y años nuevos con su familia desde los dieciocho, o tal vez desde antes, decía que siempre se comportaban muy religiosos y eso le molestaba.

—Vamos, ¿me enseñarás a hacer esos trucos de magia negra que te sabías? —le dije a Dave con burla mientras caminábamos por las alegres calles de Los Angeles, habían un montón de borrachos por las calles y bares abiertos con la la música hasta el tope.

—Madeline, ¿por qué no crees que eso es real? Si dejé toda esa mierda fue porque realmente fue aterrador comprobar los resultados.

Solté una carcajada.

—Dave, es que igual me resulta aterrador. Aparte, ¿eso de hacer un hechizo para acostarte con una chica?, yo creo que que le gustabas y por eso decidió acostarse contigo.

—Esa mujer estaba fuera de mi alcance, era imposible que alguien como ella quisera acostarse conmigo.

Detuve mis pasos y él me soltó de los hombros.

—¿Una mujer como ella? —me crucé de brazos y lo miré expectante. Él me miró con gracia. —¿Qué clase de mujeres están a tu alcance, Dave? ¿A caso una estúpida pelirroja sin un futuro prometedor que sigue tu estúpido trasero desde que eras un mocoso grosero?

Él soltó una carcajada.

—No seas ridícula. Estábamos hablando sobre la puta magia negra.

—Sí. Y después dijsite esa mierda.

—Tú tocaste el tema.

—¿Qué  clase de mujeres, Dave?—dije exasperada.

Él frunció el ceño.

𝕻𝖗𝖔𝖒𝖎𝖘𝖊𝖘 ☆𝕯𝖆𝖛𝖊 𝕸𝖚𝖘𝖙𝖆𝖎𝖓𝖊☆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora