𝕻𝖗𝖔𝖒𝖎𝖘𝖊𝖘 ☆𝕯𝖆𝖛𝖊 𝕸𝖚𝖘𝖙𝖆𝖎𝖓𝖊☆

dieciséis

MADELINE

El departamento estaba en silencio.

Dave ya había terminado de ducharse hacia más de media hora. Pero no salió de su habitación.

Después de haber arreglado el desorden,ñ hice un desayuno picante.

Chilaquiles.

Tuve que ir al pequeño supermercado que quedaba a dos cuadras del edificio para comprar los ingredientes. Dave solo tenía alcohol en su refrigerador.

Al llegar nuevamente al departamento,  Dave seguía sin salir de su habitación.

No era capaz de sentarme en el sofá, pues recordaba a aquella chica. Simplemente esperaba impaciente sentada en una silla.

Me sentía agotada, tenía ganas de irme a duchar y dormir en mi cómoda cama.

Mi jaqueca ya se había ido y me sentía mejor. Pero aún sentía una fea sensación en el estómago debido al alcohol.

No aguanté más.

Me puse de pie y fui directo a su habitación.

Abrí de golpe la puerta y entré sin permiso alguno.

Él estaba en su cama acostado.

Con una toalla enredada en la cintura y el cabello mojando su colchón. Tenía su antebrazo en su frente.

-Dave, ni siquiera te vestiste aún. Estás mojando todo. -lo señalé aunque sabía que no me veía.

-Ven y siéntate. -contestó mientras palmeaba el colchón a un lado de él, indicando a que me sentara.

-Dave, hice el desayuno...

-Solo un momento.

-Sabes que...

-Sé que estás molesta -me interrumpió de mala gana -, Tengo que decirte algo.

Entonces hice caso.

No tenía sentido pelear más.

Me senté a un lado de él.

Lo miré.

Él mantenía la mandíbula tensa y los ojos cerrados.

Sus costillas se marcaban en su piel, su piel parecía tan suave que me daban ganas de tocarlo... Pero no haría eso.

Aparté la mirada a su rostro.

-Lamento que hayas tenido que ver todo este desastre.

-Dave, no quiero que me pidas disculpas. Es simplemente que odio verte de esa forma tan jodida, te destruyes y...

Dave no me dejó terminar, se sentó en la cama de golpe y me abrazó. Recargó su rostro en mi hombro.

Su acto me sorprendió.

Dave me abrazaba cuando quería molestarme con mi esatura normalmente. Pero esa vez se sentía como si necesitara consuelo, como si suplicara perdón.

Coloqué una mano en su espalda fría.

-Dave, ¿qué mierda?

-No puedo dejarlo, Madeline. Y lo siento. Lo intenté, pero esa mierda me consume, es lo único que me mantiene de buenas, si no lo hago soy una bomba de tiempo lista para explotar. Si no estoy contigo, pierdo la cordura, porque contigo sé que no puedo drogarme, pero cuando no estas, maldita sea...

Dave estaba enojado. Muy enojado.

Su tono de voz era lo que daba a entender.

Me iba a apartar de él para poder verlo a rostro.