trece

514 48 21
                                    

MADELINE



You drive me wild, yeah yeah

You know you do, uh huh

You drive me wild, oh oh

You know I need you, ooh ooh

—¡Madeline!

Me levanté de golpe del suelo y solté un escandaloso grito lleno de horror.

Entonces me di cuenta de que Dave estaba parado frente a la puerta riendo como un bobo.

Le di una mala mirada.

—¿Eres idiota? Estaba cantando con inspiración y tu vienes y me arruinas el momento. —le reclamé.

—Bueno, preferible que te enojes a que sigas cantando, cantas horrible.

Lo miré fulminante.

—¿Qué haces aquí? Pensé que ibas a ensayar. —dije mientras me sentaba en mi cama

—David no pudo, dijo que había ido a visitar a su madre y regresará hasta dentro de tres días.

Él se sentó a un lado mío soltando un bufido.

—¿Y qué hacías en el suelo, eh? —preguntó curioso mientras miraba el lugar en donde estaba sentada hace un rato.

—Doblaba ropa que ya no uso, la iré a donar a niñas y a mujeres que lo necesitan a un refugio. —expliqué mientras señalaba la ropa que ya había doblado y yacía en mi cama.

Dave asintió con la cabeza.

—Tengo mucha que ya no ocupo. Podría servir.

—Sí. —respondí con emoción. —Eso servirá. Iré el domimgo por la mañana a dejarla a aquel lugar. ¿Me acompañas?

Dave volvió a asentir.

Y yo sonreí.

—Veo que aún no superas a The runaways, y sigues cantando horrible sus canciones.

Puse los ojos en blanco.

—¡Son fantásticas, Dave! —respondí con entusiasmo. — Sí tan solo pudiera ser como ellas —fufé—. Mierda, amo a Joan.

Entonces Dave comenzó a reírse a carcajadas.

—¡Hey! ¿Qué te parece gracioso? —lo miré mal.

Pero no dejó de reir, era una risa boba y burlona.

Seguí mirandolo de mala forma. Su rostro se tornó rojo mientras su nariz se arrugaba debido a que reía.

—Madeline  ¿estás enterada de que ya no están juntas, verdad? Pareces una maldita loca fanática. Es patético, mujer.

Y mi reacción fue darle un golpe con el puño cerrado en el hombro.

—Hey, no soy patética. Ni lo recuerdes, te odio. —dije desanimadamente.

Dave solo se me quedó mirando con una ligera sonrisa.

Ambos nos quedamos en silencio.

A veces resultaba incómodo el silencio con él. No porque me resultara incómoda su presencia, al contrario, amaba su presencia, solo que se sentía raro estár en silencio... creía que era necesario estár hablando sobre algo todo el tiempo, así no estaría nerviosa estando con él y no tendría tantos pensamientos sobre lo lindo que era.

Porque estaba pensando en lo lindo que se veía mientras reía.

—A veces eres como una niña, Maddie, una niña muy mal hablada.

𝕻𝖗𝖔𝖒𝖎𝖘𝖊𝖘 ☆𝕯𝖆𝖛𝖊 𝕸𝖚𝖘𝖙𝖆𝖎𝖓𝖊☆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora