catorce

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MADELINE

El día de mi cita había llegado. Estaba nerviosa.

Dave estaba conmigo.

Él me ayudaba a elegir mi atuendo. Al menos eso intentaba. Pues él quería que me vistiera como una monja o como una niña de diez años.

Yo me miraba en el espejo, tratando de pensar si la blusa negra que llevaba se me veía lo suficientemente bien.

-No, eso no. Le picarás los ojos con ese escote, pero si te pones un algo encima quedaría decente.

Bufé y me lancé a la cama boca abajo.

-Mierda, estoy muy gorda, nada me queda. -dije en un puchero mientras movía mis piernas con desesperación.

Dave se sentó a un lado mío. Lo miré y él tenía una mueca de incredulidad.

-Mierda. No estas gorda, estás...Normal. Y yo no quise decir que estabas gorda, simplemente que esa blusa muestra demasiado.

-Entonces, ¿puedo usarla?

Dave tragó en seco y bajó la mirada, después suspiró como si se estuviera rindiendo. No entendí esa reacción suya, pero no le presté atención.

-¿Por qué me pides permiso? Si a ti te gusta, úsala.

Sonreí de lado y me senté en la cama.

-No eres tan idiota, Dave.

Entonces sin decir más, tomé unos Jeans, una falda o algo que pudiera ir bien con la blusa que había escogido. Entré al baño para vestirme y terminar de arreglarme.

No sabía si ir a aquella cita era lo correcto.

Tal vez estaba mal porque lo único que quería era sacar aunque sea por un momento a Dave de mi cabeza. Y tal vez estaba mal usar a alguien más para lograrlo.

Pero el hecho de que Dave no mostraba ninguna señal de que yo le podía gustar, me aterraba y me desesperaba. No lo entendía. Tampoco entendía por qué demonios me besó aquella vez. Detestaba que me hubiera besado. No era justo.

Mierda.


×

NARRADOR OMNISCIENTE

Dave miraba cómo su amiga aplicaba con delicadeza maquillaje en su rostro. Él creía que no era necesario que ella usara maquillaje, pues era preciosa sin el.

Dave tenía suerte de que su rostro fuera poco expresivo, pues si lo hubiese sido, todo mundo hubiese notado que la forma en la que Dave solía mirar a Madeline no era como un amigo usualmente miraba a su amiga, cualquiera podría apostar a que Dave estaba enamorado de Madeline.

Pero Dave ni siquiera había pensado en estar enamorado de Madeline. Él quería a Diana, pero dicen que las cosas cambian, y desde luego, Madeline era quien estaba cambiando todos los sentimientos de Dave.

A tal grado de que lo único que pensaba Dave en un día entero era a Madeline. Que pensara en la forma en la que ella sonreía y en la forma en la que ella lo hacía reír y sentir en paz. Le asustaba que alguien mejor que él pudiera llegar y se ganara el corazón de Madeline y él quedara solo. Pues la única persona que no lo hacía sentir solo o como si él fuese un fantasma, era ella. Siempre era ella. Ella era quien llevaba la tranquilidad a su vida. Siempre se trataba de ella.

Pero Dave era muy tonto como para darse cuenta de que tal vez estaba enamorado de su mejor amiga. No tenía miedo a amar, tampoco temía a una relación estable y seria, sino que temía a hacerle daño a Madeline porque él no confiaba en él mismo.

𝕻𝖗𝖔𝖒𝖎𝖘𝖊𝖘 ☆𝕯𝖆𝖛𝖊 𝕸𝖚𝖘𝖙𝖆𝖎𝖓𝖊☆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora