siete

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MADELINE

¿Toco la puerta o no toco la puerta?

¿Lo hago?

¿Huyo, llego a casa, llamo a Dave y le digo que no pude llegar a su piso porque enfermé del estómago?

Mierda, que putos nervios.

Esos eran mis pensamientos, estaba aterrada.

Después de lo que dijo Cliff no pude pensar en otra cosa, incluso estuvieron a nada de atropellarme cuando crucé la calle y justo iba camino al piso de Dave.

¿Cómo podría ver a Dave a los ojos después del beso de la noche pasada y después de lo que me había contado Cliff?

Maldición.

A la mierda. Voy a tocar.

Y eso hice, di tres suaves golpecitos a la puerta del piso del pelirrojo.

Y no tardaron ni dos segundos en abrir la puerta.

Y cuando vi a la persona que estaba del otro lado, un nudo en se formó en mi garganta.

Iré a cortarle la pelotas a Cliff por haberme metido ideas raras a la cabeza, pensé cuando vi a Diana del otro lado.

¿Por qué ver a Diana me resultaba molesto?.. O sea, antes no me era muy agradable verla, pero al fin de cuentas su presencia no me era incómoda, pero en ese momento quería salir corriendo y lanzarme hacia un coche para ser atropellada.

Y bueno, aparte, sonaba raro decirlo, pero su novio —o sea, mi mejor amigo — me había besado. Ver a Diana me causaba culpa.

Mierda, Dave, ¿qué haz hecho?

—¡Dave, Maddie está aquí ya! —avisó.

Diana me miró con una sonrisa enorme y se hizo a un lado para dejarme pasar. Cabía mencionar, que Diana traía el cabello húmedo, usaba tan solo una toalla enredada en el cuerpo, y traía un notable chupete en el cuello... Y eso, extrañamente, causó que sintiera un especie de retorcijón en el estómago.

Entré al lugar y traté de regalarle una sonrisa a Diana.

—¿Cómo estás, Maddie? —preguntó.

—Ah, y-yo —comencé a balbucear mientras apartaba la mirada de ella —... Demasiado bien, ¿tú cómo estás? —dije haciendo ademanes con las manos. Solía hacer muchos ademanes cuando estaba nerviosa.

—No tienes idea, increíble —respondió con una sonrisa pícara. Y yo sonreí falsamente, claro.

Carajo, relájate, Madeline.

×

NARRADOR OMNISCIENTE

El pelirrojo se estaba dando una ducha después de haber tenido sexo matutino con su novia.

Después de haber besado a Madeline la noche anterior, se enfureció consigo mismo, que se fue a embriagar a un bar, tanto que ni siquiera recuerda cuándo ni cómo fue que él y su novia terminaron en su departamento teniendo un anochecer y amanecer ardiente. A Dave le preocupaba que aquel beso que le había dado a su amiga jodiera su amistad, pero lo que le asustaba más, es que sus sentimientos hacia la muchacha pelirroja fueran hacia otra dirección.

Pero él no sabía, o mejor dicho, no aceptaba que sus sentimientos iban más allá de una amistad; desde aquella vez en que ambos tenían dieciséis años y ella le dio la grandiosa idea de hacer una pijamada, solo ella y él.

×


      —¡Anda, Dave! No recuerdo cuando fue la última vez que fui o hice una pijamada. Aparte,  sabes que no me llevo bien con las niñas de mi salón, ¡por favor! —la pelirroja dio saltitos en su lugar, juntando sus manos en forma de súplica.

Su amigo la miró con fastidio.

—Esas cosas son idioteces, aparte no le agrado a tu madre y ella no me querrá en tu casa. Y sabes que ni de coña te dejaría ir a mi piso —y lo decía porque la zona en la que se había conseguido un piso no era muy buena y sus vecinos eran narcotraficantes, y no pondría en riesgo a su amiga llevándola ahí.

—Mi madre fue de viaje, llegará dentro de una semana —respondido con rapidez —. Mi abuela será la única que estará en casa, por favor, Dave. Acepta.

—No, y ya está. No cambiaré de opinión, no insistas más.

...

El pelirrojo miraba atentamente una estúpida película de “terror” junto con su amiga.

Al fin de cuentas terminó por aceptar en ir a aquella pijamada que su amiga quería hacer con él. Creía que era ridículo. Pero solo ellos dos sabían cómo hacer para que su pijamada resultara buena para ambos.

Pues Dave, fue a casa de su madre solo para tomar a escondidas una botella de licor de su cuñado, y llevarla a aquella dichosa pijamada en casa de su amiga.

Ambos amigos de dieciséis años veían una película mientras tomaban aquel licor y comían galletas de las que la abuela de Madeline solía hornear para su nieta y su mejor amigo.

Madeline estaba aterrada con la película, pero Dave no.

Entonces, en una escena que se suponía que daría miedo, pero más que nada el volumen era exagerado, Madeline soltó un grito lleno de miedo  y se lanzó hacia el cuerpo de su mejor amigo. Se sintió protegida, como si estar cerca de él hiciera que ella no le tuviera miedo a nada.

Dave se sorprendió por aquel gesto de su amiga, en otras ocasiones él hubiera comenzado a reír de ella, pero extrañamente, le gustó la forma en la que ella se aferraba a su cuerpo y recargaba su cabeza en su pecho.

Se sintió cómodo. Se sintió en paz.

Entonces se dedicó a mirar las facciones de su amiga, en los gestos que hacía cuando alguna escena en la película se le hacía desagradable, miró sus largas pestañas pelirrojas y sus grandes ojos azules, miró las apenas visibles pecas que adornaban su nariz y sus mejillas ligeramente rosadas, miró sus labios y le gustó la forma que tenían, le gustó que fueran pequeños pero que tuvieran el grosor perfecto.

Una parte muy en el fondo de él, sabía que ella era lo que quería y necesitaba para toda la vida.

Ella nunca lo juzgó.

Nunca lo hizo menos.

Siempre se preocupaba por él.

Ambos muchachos tenían una adoración mutua enorme, y nada ni nadie podría arruinar eso.




🎞️

Hola, me gustaría que me dijeran que les está pareciendo la historia y quería agradecer por leer hasta a acá.

:3

          

𝕻𝖗𝖔𝖒𝖎𝖘𝖊𝖘 ☆𝕯𝖆𝖛𝖊 𝕸𝖚𝖘𝖙𝖆𝖎𝖓𝖊☆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora