cuarenta y dos

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Dave estaba nervioso. La banda había terminado de grabar los demos, y su manager les estaba consiguiendo una disquera. Habían pasado días y Dave no tenía noticias, y eso lo tenía de malas. Y era casi insoportable durante el día.

Yo seguía sin conseguir trabajo, y no hacía más que aburrirme en el departamento, salir con Dave, beber con Dave, salir con Lisa, beber con Lisa. Esa era mi vida. Y desde luego, checar las ofertas de trabajo en el periódico.

—Ya te dije que puedo decirle a mi padre, Madeline —resopló Lisa —. Seguro hay algún puesto libre en su empresa.

—No, Lisa. Quiero conseguir trabajo yo misma —respondí desganada.

—Si, lo sé. Pero en el periódico no ha salido nada, mujer —replicó Lisa.

—Mañana saldré a buscar, tal vez en alguna cafetería o no sé. Algo debe de haber —respondí.

Lisa se quedó en silencio, y a regañadientes, siguió hurgando en su armario. Yo simplemente seguí esperando, sentada en la cómoda cama de mi amiga.

Ella dijo que quería donar la ropa que ya no usaba, y vaya que Lisa tenía montones. Yo la llevaría al lugar donde había ido a donar ropa junto con Dave.

—¿Y por qué hoy no estás con Dave? Siempre están juntos —preguntó Lisa.

—Está en rehabilitación —respondí.

—¿De verdad se está tomando en serio eso de rehabilitación? Creí que no iba a durar mucho.

—Oh, vamos. ¿Por qué desconfias tanto de él? —repliqué.

—¿Por qué confías tanto en él? —me miró expectante. Fruncí el ceño y negué con la cabeza.

—Lisa...

—Madeline —me interrumpió, salió del armario y con las manos en la cintura, me miró con seriedad —. Sabes que me agrada Dave. Es tu mejor amigo. Ha estado incluso más que yo para ti. Te ha salvado el trasero. Siempre te hace sonreír. Con él puedes ser tu misma. Y créeme, la manera en la que te mira ese hombre, me sorprende —se quedó en silencio unos segundos, había preocupación en su mirada —. Porque jamás creí ver a Dave de esa manera. Él es casi puro cuando esta contigo, pero... Ambas lo conocemos. No es un hombre fiel a sus emociones, a menos que se trate de —suspiró y se cruzó de brazos —... Caos. Él ama el caos. Y tu eres lo opuesto a caos, Madeline. Tan solo dime —se puso de rodillas frente a mí y tomó mis manos —... ¿Cuántas veces te ha prometido que va a dejar la droga? Y aún sigue sin hacerlo...

—Lisa, ya lleva tiempo limpio...

—¿Y estás muy segura de eso? —enarcó una ceja y me miró con incredulidad.

—Quiero confiar en él —dije con brusquedad —. Sé que es un idiota, pero la única manera en la que puedo ayudarlo es confiando en él, en apoyarlo, porque sé que es dificil y no quiero hacerlo sentir presionando. No quiero ser un grano en el trasero para él. Si recae, lo entenderé  y lo ayudaré para que se reponga, no pienso dejarlo solo.

—Estás jodidamente enamorada —suspiró —... Madeline, si Dave pierde el control, las dos sabemos que puede ser un cabrón. Y yo no quiero verte llorar por él.

Lisa negó con la cabeza y se puso de pie, me dio la espalda y volvió a hurgar en su armario.

Lo peor de todo es que era cierto.

La calma en Dave solía durar tan poco que no me sorprendía si se convertía en un ardiente y siniestro fuego listo para arrasar con todo lo que se cruzara en su camino.

Dave era así.

Dave era fuego.

Dave era caos. Y yo estaba estaba perdidamente enamorada de su catastrófico ser.

𝕻𝖗𝖔𝖒𝖎𝖘𝖊𝖘 ☆𝕯𝖆𝖛𝖊 𝕸𝖚𝖘𝖙𝖆𝖎𝖓𝖊☆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora