𝕻𝖗𝖔𝖒𝖎𝖘𝖊𝖘 ☆𝕯𝖆𝖛𝖊 𝕸𝖚𝖘𝖙𝖆𝖎𝖓𝖊☆

treinta y nueve

MADELINE

La peleas con Dave aumentaban, había pasado un mes después de lo sucedido. Y Dave me lo reprochaba casi todos los días, lo cual era frustrante.

Hablar con mis compañeros hombres de trabajo en la salida mientras esperaba a Dave me aterraba, porque Dave podía pensar cualquier cosa.

Cuando usaba alguna blusa que era escotada Dave comenzaba a suponer cosas sobre serle infiel. Pero él no se estaba comportando exactamente de la mejor manera, estaba drogado casi siempre después de llegar del trabajo, no hacía más que trabajar, tocar su guitarra y encerrarse a escribir canciones, ni siquiera quería tocarme o mirarme. Como si yo hubiese sido la única culpable...

La banda había tenido dos pequeños conciertos en bares, a los cuales no había podido asistir por trabajo. A Dave le molestó eso.

-No sé por qué carajos te molesta que no haya ido, ni siquiera me miras cuando estamos solos -reclamé mientra íbamos camino al departamento, Dave había pasado a recogerme después del trabajo -, a duras penas me hablas, y de todas formas, seguramente te gusta estar solo para así poder drogarte y besarte con otras mujeres.

-¿Crees que soy igual que tú? Te pones esas blusas que te dejan las tetas de fuera para llamar la atención de todos esos bastardos de tu oficina.

-¿Crees que soy una zorra? Me voy a poner la puta ropa que se me antoje. En cambio tú, Dave -suspiré y negué con la cabeza -, ¿cómo estaré segura de que realmente no te has acostado con alguien más? Lo hiciste con Diana, estabas en una relación con ella y te metiste con otra mujer, ¿qué cambiaría las cosas ahora?

-Mi relación con Diana quedó atrás -apretó las manos en el volante -. Te dije que confiaras, Madeline.

-Sí, confíe en ti, y te encontré en el baño drogandote con una mujer y después la besaste, ¿seguro no te la cogiste? -dije con gracia fingida.

-Yo no lo he hecho, pero tu sí estuviste a punto de cogerte a un bastardo.

-¡Pero no lo hice!

-Te quisiste desquitar, Madeline. Vaya, qué madura eres -puso los ojos en blanco y pisó más el acelerador.

-¡Perdón, Dave! ¿No te ha quedado claro que estoy arrepentida? -repliqué con desesperación.

-No lo creo, vistes como una puta.

Apreté mis dientes y tomé aire.

-Detén el auto, me bajaré aquí.

-¿Lo ves? Siempre huyes de los malditos problemas.

-¿Y tus soluciones siempre son las mejores?- repliqué- Claro, te enojas conmigo, me coges como si fuera tu maldito juguete sexual, y después, me tratas como la mierda. Sí, Dave. Es la mejor solución de todas -dije sarcástica -. ¿Puedes dejarme aquí? Quiero bajarme.

-Y a ti no pareció molestarte eso. Es como si eso fuera lo único que quisieras, Madeline. Que te la metan. Siempre fuiste así, ahora que lo pienso. ¿Segura que eras virgen antes de mi?

-Detén el maldito auto, estás drogado y estás hablando basura.

-Siempre te gustó la atención de los hombres, ¿cuál sería la excepción ahora?