cuarenta y tres

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MADELINE

Cerré la puerta detrás de mí con fuerza, causando un molesto sonido que me causó un leve sobresalto.

No lloraría.

No iba a hacerlo.

No en ese momento.

Puse el pestillo a la puerta antes de que Dave intentara entrara y lancé el sobre con aquellas terribles fotos hacia el colchón.

Comencé a buscar mi ropa. Tomé lo primero que vi en el mueble. Un short negro y y una camiseta negra de Deep Purple. Tomé mis medias de rayas de colores, y unos boxers negros de Dave —a veces yo usaba su ropa interior, cuando tenía flojera de buscar mi lencería o mi ropa estaba sucia—. En este momento solo necesitaba estar vestida con cualquier cosa.

Dave comenzó a decir mi nombre y a tocar la puerta frenéticamente. Parecía molesto, comenzó a jalar el picaporte con brusquedad, sin dejar de pedir que le abriera o que dijera algo al menos.

Me vestí lo más rápido que pude y me puse mis cons, no me molesté en atar los cordones.

Tomé el sobre del colchón y jalé aire con fuerza.

Abrí la puerta de golpe y me topé con Dave, su rostro estaba colorado y tenía una mueca en su rostro.

-¿Qué mierda te sucede? -preguntó.

Pasé junto a él, no le di respuesta.

Comencé a caminar en dirección hacia la puerta, pero Dave me tomó de la mano, deteniendome. Eso me hizo enfurecer.

Tiré de mi mano pero su agarre era duro, entonces, con todas las fuerza que mi cuerpo disponía, lo empujé del pecho.

-¡No me putas toques! -grité exaltada mientras sacudí mi cuerpo con brusquedad para soltarmede su agarre, como si eso ayudara a soltar cada rastro de él en mi piel.

Él me soltó, no porque mis movimientos hubiesen funcionado para deshacerse de él, sino que él se había quedado atónito, me había soltando por voluntad propia. Estaba confundido, lo conocía bien, no entendía por qué había reaccionado de esa manera. Dio dos pasos hacia atrás y me miró con el ceño fruncido, sus labios igual se fruncieron haciéndolos ver más gruesos, como si fuera un bebé haciendo un puchero. Su expresión era casi de desagrado. No le gustaba que lo trataran mal.

Me hubiese gustado tanto que en ese momento él pudiese leer la mente y así él viera a través de mis pensamientos lo que estaba pasando, así me podía evitar pedirle explicaciones, al igual que evitar darle las razones de mi histeria. No quería dárselas porque era débil, cuando se trataba de Dave siempre había sido tan débil.

Lo miré rápidamente. Quería mostrarle con la mirada mi decepción y mi molestia.

Me di la vuelta y abrí la puerta, rápidamente salí y cerré de golpe. El sonido incluso a mi me había sobresaltado. Escuché a Dave llamarme, estaba molesto; molesto de verdad.

No hice más que bajar las escaleras corriendo. Su voz se hizo más clara y más fuerte. Iba detrás mío.

Bajé los escalones de dos en dos, de lo inmersa que estaba en mis pensamientos y en mi ira, intentado bajar las escaleras y alejarme de Dave, sentí como si estuviese flotando, ni siquiera pisaba con firmeza los escalones y no me preocupaba caer. Si mi madre me hubiera visto bajar las escaleras de esa manera ya me estuviese dando un sermón.

Dave siguió llamando mi nombre y yo seguí huyendo de él.

Cuando estuve finalmente en planta baja, el portero estaba ahí, normalmente lo saludaba, pero no tenía tiempo para hacerlo en ese momento.

𝕻𝖗𝖔𝖒𝖎𝖘𝖊𝖘 ☆𝕯𝖆𝖛𝖊 𝕸𝖚𝖘𝖙𝖆𝖎𝖓𝖊☆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora