Forbidden Love [Thranduil] || WATTYS LONGLIST 2018|| PROCESO DE CORRECIÓN

The Messenger

N O T A    I M P O R T A N T E

Hola, antes que nada quiero decirles que no subí capitulo miércoles por que seguía media enferma, inclusive no fui a la Universidad, escribí uno de hecho, pero la verdad lo hice por compromiso, pero no lo sentí de verdad y me dije a mi misma, que no podía darle un capitulo que no sentía conectado con la historia, mejor lo medité toda las semana y aquí está;  creo que cuando pueda lo subiré, los sábados son seguros, pero los miércoles sólo cuando pueda, sino, pues....no, es que me veo algo presionada, lo siento.

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¡Vaya elfo!, pensó, tenía tiempo de pensar y desatar sus pasiones en medio de una guerra, el cadáver de un dragón en las profundidades del lago y una compañía de Enanos dispuesto a arrancarle la cabeza, no lo culpaba, la chica era bonita, tanto que era en mínima parte la causante de la guerra.

***

Muirgen acomodó su cabello nuevamente mientras Thranduil salía de la tienda en busca de Bard, la chica aun tenía en mente las palabras del enano.

– deja de pensar – comentó una voz conocida por ella pero hacía mucho tiempo que no escuchaba, viró su mirada azulina al hombre de cabellos ébano que ahora llevaba otro tipo de ropas, nada como las que usaba en sus tiempos de guardia personal.

–¡Bartram!– se colgó de su cuello respirando ese hermoso aroma pino que despedía su cabello, su cuerpo siempre estaba frío, casi como una roca que era bañada por la violenta corriente de un río. Las grandes manos de Bartram tomaron la cintura de su amiga para estrecharla más contra sí, cuanto le quería, soñaba todas las noches con volver a sentir su delgado cuerpo entre sus brazos, soltado aquella hermosa esencia que tenía su nombre grabado en cada nota.

– pensé...– se le cortó la voz por un segundo, el cálido aliento de Muirgen golpeaba su cuello incesantemente, era como un beso, la hubiese besado, sin remordimiento alguno de no ser por qué ahora era madre de los hijos del elfo.

– te dije que dejaras de pensar– comentó sarcástico como siempre, no había cambiado en nada, inclusive había un brillo especial en esa mirada oscura como la misma noche, un brillo que sólo la bóveda celeste reflejaba en un lago cuando el sol descansaba.

– Te noto diferente– Muirgen alejó un poco a su amigo para inspeccionar su rostro en busca de algún hechizo, pero no era nada de eso, dentro de ella algo se rompió, no sabía por qué.

– ¿Fira?– el nombre hizo estragos en él, más viniendo de los delgados pero hermosos labios de Muirgen, entonada en esa voz de extraño tono, casi reposo pero muy dulce.

– Muirgen hace mucho que mi vida dejo de interesarte– besó su frente pero la chica lo alejó bruscamente, golpeando su pecho como si estuviese ¿celosa?, nada le hubiese gustado más que la hechicera se hubiese sumido en ese sentimiento bizarro llamo celos, aquel que conjuga el dolor y la tristeza con un pequeño toque de furor.

– Eres un idiota– golpeó nuevamente con fuerza – un estúpido que piensa que su vida no me interesa, me interesa demasiado– casi lo empuja fuera de la tienda con los ojos a punto de las lagrimas, pero el hombre la estrujo contra si nuevamente soltando una risa que molestó más a la chica pero no pudo soltarse de la prisión de sus brazos.

– ¿Temerosa que te deje de amar?– gruño por lo bajo dejando de resistirse a su abrazo, se alejó de ella viéndola directamente a los ojos mientras bajaba el rostro un poco.

– eres un tonta– apretó sus mejillas ligeramente, pero ella lo alejó hasta llegar a la gran silla de Thranduil cruzando la pierna, su vestido color menta dio un vuelo elegante dejándola a la vista más hermosa que de costumbre, le ofreció la silla frente a ella, toda una reina, se dijo nuevamente viéndola a los ojos.