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Huye de la luz

Habitante del tiempo

Muere para renacer

El tabú es su destino

Sin cambio, de luz, sin tiempo.

Una joven de cabello rubio cabalgaba a todo galope hacia el castillo donde moraba, detrás venía un guardia tratando de seguir el paso, su cabello se enredaba entre las vastas ramas del bosque, el viento golpeaba su hermoso rostro como si fuese una marea, el aroma a verde fresco se le impregnaba lentamente en el vestido azul que ese día había sido escogido por su madre, había olvidado los zapatos así que lo blanco de sus pies combinaba perfectamente con el hermoso caballo en el que iba montada.

A lo lejos se podía observar el imponente castillo de roca firme en un tono gris profundo, los guardias hicieron una reverencia ante su llegada, al entrar al castillo pudo observar más personas de lo normal, su madre la reina de aquel lugar había quedado viuda hacía unos años, al no tener descendencia ella asumió el cargo haciendo que la corona que ostentaba en su cabeza la hiciera más fría que el hielo.

Los pies desnudos de la chica se podían oír hasta llegar a gran salón donde su madre estaba hablando con un hombre de cabello blanco y porte elegante, se acercó con el vestido hecho un enredo y los pies descalzos, su madre abrió los ojos como si hubiese visto una aberración, llevaba hojas en la cabeza, el vestido tenía algunas partes sucias por la tierra y el musgo del bosque.

— ¡Muirgen! — espetó con cautela su madre ante la mirada azul del hombre extraño. Se acercó a ella para tomarla del brazo fuertemente, los anillos que llevaba en sus delgados dedos se marcaron en su nívea piel.

— Cambia tus vestimentas— espetó con extremo resquemor.

La chica a grandes zancadas dejó el lugar directo a sus aposentos, ahí estaba una de sus damas, quien rápidamente comenzó a quitarle la ropa.

— Lea— llamó la doncella a su dama quien quitaba el gran vestido ahora deshecho. — ¿quién es ese hombre? —

La mujer se detuvo en seco, no sabía si decirle la verdad a la chica, quien como unas monedas de oro serían entregadas para consumar una alianza.

— Mi lady, quizá no deba... — .Muirgen la tomó de los hombros, sus ojos azules se acercaron a los verdes de la muchacha .

— ¿es algo malo? ¿será el nuevo esposo de su majestad? — la cabeza de la joven negó con solo movimiento.

— Es el rey de los elfos se alejó para quitar las hojas de su cabello — ¿A que venido? — se preguntó para ella misma.

— es mejor apresurarnos mi lady, su majestad la espera—

Alzó los brazos para dejar entrar el vestido de finos hilos dorados, Lea, recogió su cabello con una trenza haciéndola ver como un hermoso ángel, volvió al enorme salón dónde su madre seguía hablando con el hombre.

— Hija, acércate— pronunció su madre con una sonrisa en el rostro, — El rey Thranduil de Mirkwood, su majestad, mi hija princesa Muirgen de Fangorn — extendió la mano hacía el hombre quien se levantó y tomó la mano de la chica.

— Es un placer conocerla— besó su mano con delicadeza y ella contestó con una reverencia

— su majestad— pronunció levantándose y él regresando a la fina silla en la estaba sentado.

— Su majestad, podemos decir que es un acuerdo— el rey se levantó y con una sonrisa en el rostro asintió.

— Por supuesto, reina Ravenna— la chica estaba completamente confundida.

— Hija, uniremos los reinos con un matrimonio— Muirgen aún estaba con las preguntas corriendo por su cabeza como si fuesen duendes.

— No logro comprender madre—

Aunque hubiese querido gritar cual niña pequeña a quien no le responden sus preguntas, se amarró fuertemente la lengua para no emitir más palabras, el rey elfo se acercó a ella, sus ojos azules la inspeccionaron de pies a cabeza, pero con una elegancia que muy pocos poseían, en un hábil movimiento se dirigió a la soberana del reino de las montañas nubladas.

— Su majestad, pensé que ella ya estaba enterada— Ravenna tomó a su hija de la mano para ofrecerle una sonrisa al rey.

— Eso es lo de menos, hija, vas a casarte con el príncipe Legolas, hijo de su majestad—

Los ojos azules de Muirgen se abrieron de más, podía salir corriendo de ese maldito lugar, miró a su amigo quien estaba cerca del trono de su madre, quería alejarse por la orilla del rio en su caballo olvidando las palabras de su progenitora.

— Si ese es tu deseo madre, lo haré— la reina se tomó las manos con la sonrisa aun dibujada en el rostro, no había marcha atrás.

— Perfecto— espetaron ambos soberanos ante la responsiva de la chica, muy en el fondo, detrás de esos ojos azules como un diamante estaba encarcelada una chiquilla que pedía a gritos no ser comprometida con alguien que no conocía.

— Mi hijo espera en nuestro reino para conocer a su futura esposa, si no es inconveniente— se dirigió a la reina quien aún escuchaba atenta. — me gustaría llevarme a la princesa conmigo—

Eso era más de lo que Muirgen podía soportar, claro, debía casarse, pero no podía dejar su reino, no podía dejar todo como si no fuese nada, no como cuando dejó Isengard, sintió los ojos del rey encima de ella,

— no lo hay— dijo su madre marcando su destino el de ambas.



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Forbidden Love [Thranduil]  || WATTYS LONGLIST 2018|| PROCESO DE CORRECIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora