Poison

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Desesperación, ¿Alguien puede al menos descifrar lo que es?. Aquella extraña sensación que oprime el pecho como si fuese una roca colosal, aplastando tus huesos, extrayendo el oxigeno y ahogándote lentamente, dejándote en un maldito letargo.

Desesperación. Eso era lo que albergaba su cuerpo después más de una semana con esas pesadillas, y era aun más extraño que su gemela no las hubiese tenido también, casi siempre compartían aquellas visiones en forma de sueños.

—¡Caleb!— le llamó por segunda vez su hermana aventándole una uva de su plato de oro puro, sus ojos estaban clavados en su faz. Ithil era buena en la lectura de sueños, pero decirle al menos lo que se había presentado en los suyos le causaba una agonía  prolongada.

—¿qué quieres?— refunfuño alzando una ceja aunque muy dentro de su ser un estremecimiento de angustia lo recorrió como si fuese el filo de una espada.

—No estás compartiendo— parpadeó un par de veces para percatarse de las palabras de su hermana, así le llamaba a la forma que se comunicaban.

—Ithil déjame en paz— azotó el plato alejándose de ahí a paso apresurado inclusive sin responder el saludo de su abuelo quien sólo entrelazó las manos en su espalda al verlo pasar tan enfurecido. Adelantó sus paso hacia la silla principal para hablar con la joven.

— Parece que ha tenido mala noche— Ithil estaba también demal humor por la forma en que su hermano le habia contestado, es más le había estado quitando el valioso tiempo para estudiar, sólo para descifrar las frases de su abuela.

— Sigue empecinado con las cosas que le dijo...—se mordió la lengua para después introducir un pedazo de fruta fresca en su pequeña boca, pero su abuelo ya se había percatado de sus palabras.

—¿Quién ha hablado con Caleb?— . El tono dulce de Ulmo había desaparecido por completo, ahora era uno autoritario,aunque con esa simple oración doblegó un poco el secreto  que guardaba la mente de Ithil.

— Abuelo, no me hagas decírtelo por favor— también se levantó de la mesa antes de perderse más en aquel mar hipnótico que llevaba su abuelo por ojos.

«Tengo que hablar con ella», murmuró para si mismo  pero al virar la mirada descubrió que su hermana estaba recargada del marco de la puerta con los brazos cruzados en el pecho. El Sol reflejaba la sombra movediza del cuerpo de su hermana, su pequeña nariz y los labios carnosos.

— Vas a decirme o simplemente te quedaras viéndome como idiota— vociferó molesta pero Caleb negó con la cabeza jalándola hacía adentro y con magia sellando la puerta, muy pocas veces podía verse al joven príncipe practicar los hechizo que su madre le había enseñado, no era muy apto para ellos o tal vez no quería aprenderlos.

—Necesito ver a Ravenna— la risa de Ithil estalló muy cerca de su rostro haciéndolo fruncir el entrecejo, aquella risa se calmó al notar que hablaba muy enserio.

— Caleb, eres el idiota más grande de éste mundo y por esos dudo que seas mi hermano— bufó por lo bajo.—Pero no puedes ir, sabes lo loca que está nuestra abuela, sabe Eru para que te querrá— Caleb alzó los hombros como si no tuviese otra opción, su hermana iría corriendo a decirle a su abuelo o peor aun a su madre, así que debía ingeniar algo rápido.

— Cúbreme— la joven negó con la cabeza mientras se le dibujaba una sonrisa de ironía. —Vas a hacerlo Ithil o sino le diré a Bartram lo enamorada que estás de él y lo que sueñas— la boca de su hermana se abrió un poco por la sorpresa, Ithil sintió que un vientecillo helado se le metía bajo la piel y le erizaba todos los poros del cuerpo, su hermano no sería capaz de traicionarle de esa forma, revelando sus secretos.

Forbidden Love [Thranduil]  || WATTYS LONGLIST 2018|| PROCESO DE CORRECIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora