I want to be free

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La cena acabó, Muirgen se sentía completamente abrumada, en menos de unas horas estaría viajando a una tierra lejana, donde lo único conocido era el rey y su hijo.

Lea le quito su vestimenta para poder dormir, las finas sabanas cubrían su piel dándole una sensación reconfortante, cerró los ojos y se dejó llevar por el sueño que poco a poco invadía su cuerpo.

Se visualizó en un lugar desconocido, con un rio al lado, que hermoso lugar, el bosque se veía a lo lejos, de pronto un hombre de cabello blanco se instaló frente a ella.

—¿Quién eres? — preguntó acercándose más, no sabía que responder. —¿Quién eres? — volvió a preguntar, esos ojos, eran los de... Algo la despertó, era la voz de su madre quien gritaba muy cerca de sus aposentos.

—No me hables de eso ahora Ravenna— acaso, ¿ese era el rey?, se acercó a la puerta para poder escuchar lo que decían en la penumbra y tranquilidad el castillo.

—Es tu culpa, el grandioso y maravilloso Rey Elfo no podía casarse con la hija de un hechicero— espetó la reina con un odio descomunal hacia el elfo.

—Ya tenía un compromiso y sí, no podía casarme contigo, aunque fueras la hija de Saruman— le propició un silencio bastante incómodo.

—¿Por qué entonces aceptaste que mi hija se casara con tu hijo? — la voz de Ravenna se oía más tranquila inclusive algo débil para el temperamento de la soberana.

—Es simple, tu hija es mejor que tú, me lo has dicho tú misma, ella hechicera e hija de un Valar, es obvio que dejaré que tenga a mis nietos, así que si me permites necesito dormir— Thranduil se alejó haciendo volar un poco su bata de finos hilos.

La chica aún estaba absorta, entonces su madre sí había tenido una relación el rey, ahora la pregunta más contundente se esparcía por toda su mente, ese caso que su madre ¿estaba enamorada del Rey Thranduil?, aun peor, que pasaría si aún seguía guardando ese sentimiento en lo más recóndito de su frio corazón, como siempre había hecho con sus sentimientos.

La alborada sumió al reino con una luz naranja, a lo lejos las montañas iban perdiendo la oscuridad para reflejar los rayos del sol, el follaje de los arboles adquiría un hermoso verde brillante, Muirgen ya estaba en pie sólo esperaba a que Lea entrase con su vestimenta.

Su vida daría un giro de trescientos sesenta grados, no podía evitarlo, simplemente debía armarse de valor nuevamente, dejar de sentir por un momento.

La muchacha de cabello rojizo atado en una trenza entró con un fino vestido azul cielo, lo colocó delicadamente en la cama para comenzar a peinar a la chica.

—¿Eres casada Lea? — preguntó la princesa, jamás había entablado una conversación personal con la chica que desde pequeña le había servido de dama de compañía.

—Sí, mi lady— contestó con algo de júbilo en la voz, la chica tomó la mano de la otra para poderla ver a los ojos, tomó un poco de su cabello.

—¿Lo amas? —ella asintió con una sonrisa, podías ver a través de las pupilas verdes el rostro de aquel joven.

—Eres afortunada Lea, mucho...— dejó que siguiera haciendo su trabajo, perdió la mirada en su reflejo, amor, no creo que pueda saber que significa esa palabra.

La reina estaba de pie frente a su hija, le tomó el rostro y con un beso delicado se despidió de ella sin antes soltar la frase de siempre.

—Hazme sentir orgullosa— miró al Rey con odio, los guardias escoltaron a la princesa hasta su caballo, un hermoso ejemplar de color blanco que había sido un regalo de cumpleaños por parte de su abuelo, cubrió su cabeza con la capa de seda azul gris varios guardias Elfos escoltaron al Rey para tomar su ejemplar.

—Princesa Muirgen, debo aclararle, el Bosque que atravesaremos es peligroso—. Ella asintió sólo con la cabeza, al menos serviría la espada que había colocado al costado de su caballo escondida por su vestido.

Forbidden Love [Thranduil]  || WATTYS LONGLIST 2018|| PROCESO DE CORRECIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora