Cerró los ojos dejándose llevar por el pensamiento de su amigo, pero todo fue negro, la nada absoluta desde su mente y los rincones que ni él mismo conocía.
—Hasta mañana— besó su mejilla para alejarse de ahí hasta la habitación dónde estaba su hija, aun con la duda pegada al rostro y mente. Por qué no pudo leer la mente de Bartram, Qué barrera había ocupado para esconderse de ella.
—Muirgen— la llamó la voz de el rey, su amado rey. Se acercó a él con una sonrisa en el rostro para después tomarle la mano con delicadeza.
—Debemos descansar, nuestra hija nos necesita bien— asintió encaminándose fuera de la habitación de la mano de Thranduil quien ya no estaba an enojado como en un principio.
La mente de Ithil era un remolino de emociones, se sentía completamente perdida en aquel enorme cielo que parecía no tener final, los rayos de un sol imposible, cegadores y calientes, podía escuchar la voz de su madre, su padre, pero la que más resplandecía como los mimos rayos del irreal sol era la de él.
¿Por qué?. Su voz se encontraba chocando contra las paredes azules d aquel cielo, como una luz en la noche más oscura.«Bartram» le llamó como si fuese un susurro pero fuera de su propia cabeza era casi como una suplica.
La madrugada ya había caído las olas del enorme mar chocaban con la estructura rocosa dónde estaba construido aquel castillo de piedra blanca, el viento se colaba entre las cortinas de gaza haciéndolas bailar y dejando a la recamara fresca como la brisa marina.
En la cama yacia su hija, con el cabello hecho una trenza casi blanca, las sabanas blancas casi cubrían su cuerpo, se veía tan llena de paz, tanto que el rey recordó la primera vez que la tomó entre sus brazos, tocar a Ithil era como tocar el cielo, un pétalo de rosa. Tan frágil y tersa.
Pero ahora ahí estaba su dulce niña, tambaleándose entre la vida y la muerte, con heridas que iban a dejar cicatrices, como las de él. Se acercó a ella con dulzura acariciando su mejilla pero para su sorpresa su hija reaccionó ante su toque «Bartram» murmuró casi como si llamase al orco, como si fuese lo que más deseaba.
Thranduil alzó una ceja mientras sus ojos azules se abrían un poco más por enojo, sería a caso que la maldita alimaña por fin se había ganado el corazón de alguien tan devotamente como él lo hacía con su amada Muirgen. Salió de ahí de vuelta a la habitación, no pudo conciliar el sueño inclusive cuando el brazo de Muirgen surcó su cintura para pegarse más a él.
Ravenna estaba hecha un manojo de nervios pero no lo exteriorizaba, su hermana la observaba desde la esquina del gran salón dónde estaba el espejo.
—Va a morir— musitó Rowanna con los ojos puestos sobre su hermana la cual tenía perdida la mirada azulina en su reflejo en aquel espejo dorado con inscripciones en un rojizo que parecía lava pura.
—Todo por esa maldita escoria, esa niña es una estúpida— casi grita mientras sus ojos se convertían en un rojo fuego que podía encender hasta el mismo hielo, su hermana seguía sus movimientos con meticulosidad.
—Eres la menos indicada para decir eso— murmuró Rowanna alejándose de el lugar con las manos entrelazada en su espalda. —Hiciste cosas más estúpidas por amor— vociferó como ultimo esquivando un hechizo que salía de la mano de Ravenna.
La ex reina se quedo meditando aun frente a su reflejo dorado, su cabello caía al lado de su rostro como dos cortinas de oro puro, sus ojos aun conservaban el brillo azulino de las aguas de Ekkaia, pero en el fondo sabía que eso era sólo una vasija que en cualquier momento iba a romperse.
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Forbidden Love [Thranduil] || WATTYS LONGLIST 2018|| PROCESO DE CORRECIÓN
FanficWATTYS LONGLIST 2018 La reina Ravenna tiene una hija con el valar Ulmo, pues años atrás un romance clandestino con el Rey Elfo del Bosque Negro la llevó un tanto más a la locura y desolación. Sin esperanza Ravenna decide casarse con un ser humano, u...