Forbidden Love [Thranduil] || WATTYS LONGLIST 2018|| PROCESO DE CORRECIÓN

Laes

Laes = bebé en sindarin

Comenten que tal les pareció la foto del capitulo :33  

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– ¡Ese cuadro sigue ahí!- gritó la reina desde la otra parte del castillo, llamó a unos cuantos guardias para que comenzaran a mover el pesado cuadro que ahora la reina quería escondido en aquel salón, las dudas aun que abandonaban la tomentosa mente del chico de cabello negro, tal vez por muy remoto que fuera, Muirgen ocultaba algo sobre él.

"Mañana" fue lo que cruzó por su mente en ese momento, mientras se recostaba en la cama, su cuerpo cayó directamente en un profundo sueño, como si estuviese relajada sobre el agua como cuando niña, dejándose llevar sólo por la corriente, de pronto una luz fue directo a sus ojos mostrándose a ella misma cortando flores cerca de la muralla en Mirkwood, despertó agitada al recordar su imagen, se tocó el vientre pues la sensación seguía allí.

– no puede ser- dijo levantándose de la cama, el sol estaba a punto de ocultarse y el reino estaba ya bañado de los tonos naranjas del atardecer, salió de sus aposentos con rumbo al almacén dónde su madre guardaba los ingredientes para cada poción, el cuarto olía a violetas y orégano, estaba oscuro así que encendió una de las antorchas que estaban fijas a la pares de piedra, guardó varias hiervas en una pequeña canasta además de esencias que sólo su madre sabían de dónde provenían, salió de ahí agitada, su corazón latía al mil por hora por si quiera pensar en... negó una y mil veces en su cabeza mientras se encerraba en su habitación sacando uno de sus tantos libros, ahí estaba, tan delgado con una fina cubierta de terciopelo grisáceo, lo sacó para tomar entre sus manos el libro de pasta gruesa hecha de piel de algún animal con escamas , "Carmë Envinyata" (Arte de sanar) decía en una inscripción en dorado hecha a mano, lo abrió lentamente para buscar entre sus paginas lo que azotaba su mente, a mitad del texto estaba un titulo con el número diez, Lapselunga ( Embarazo), la tinta ya se veía desgastada, no había marcha atrás, debía preparar todo, mezcló todo para culminar la infusión con una gota de su sangre , repitiendo velozmente la pequeña frase que la desgastada tinta pedía, la infusión de tono rojo debía volverse rosa si es que el resultado era positivo o negra si era negativo, se sentó en la cama sin despegar sus zafiros del recipiente que no sabía que color tomar, Bartram entró sin tocar y al ver su amiga casi comiéndose las uñas lo único que hizo fue tomarle la mano y sentarse junto a ella.

– lo vi, me vi...Bartram que voy a hacer- el chico sabía muy bien para que servía aquella infusión, había visto que la reina la preparaba para las muchachas del pueblo a cambio de una o dos amigas para conservar su bello rostro.

– se optimista por favor- siguió estrechando el delgado cuerpo de la chica contra sí, sintió pena por ella, tanta que no se digno a preguntarle sobre la pintura que su madre había mando mover, Muirgen apretó su mano con fervor cuando la pócima por fin decidió de que color quedarse.

Bartram aun recogía los pedazos de vidrio que habían salido volando por toda la habitación cuando Muirgen se decidió a tomar el frasco con ese tono tan delicado, gritó tan fuerte que desapareció en ese momento dejando que el bote estallara cual garganta de dragón, su inocente Muirgen nunca pensó en las consecuencias de entregar el amor y fusionarlo, pero no la culpaba, nadie le había hablado de eso, ni ella misma se interesaba en el tema, pobre y desdichada Muirgen cargando el resultado de un amor prohibido.

La princesa apareció en las puertas de Mirkwood con los ojos llorosos, los guardias se hicieron a un lado para dejarla pasar, caminó rápidamente por los pasillos de piedra hasta llegar a los aposentos de Thranduil, el rey estaba recostado en su cama leyendo un hermoso ejemplar de la historia de los Valar en Sindarin, le dedicó un vistazo pero al momento de que sus ojos notaron su rostro de aflicción se levantó de la cama para ir hacia ella.