Mirkwood

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Antes que nada, sí Ravenna es hija de Saruman, investigué y la "especie" que es Saruman si pueden tener hijos, así que no ando tan perdida, dos,  estoy por leerme el Silmarillion y Cuentos Inconclusos de media tierra, bueno los quiero :333 

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El sol estaba en el punto más alto del cielo, eso quería decir que ya habían pasado más de cuatro horas viajando, frenó el caballo y a la par lo hicieron los guardias, bajó del mismo, se quitó los zapatos, mientras dejaba que la tierra y la hierba se enredara entre sus dedos, alzó la cabeza con dirección al cielo para que el viento le golpeara el rostro, purificando sus pensamientos, pero se vio interrumpido por una sombra.

— Puedo preguntar, ¿que está haciendo? — la voz del rey sonó profunda y clara, cruzaron sus miradas azulinas dos océanos golpeándose, tratando de ganar territorio.

— Descanso, no se le olvide que soy una dama— lo miró retadora con una sonrisa en el rostro. — Su alteza— inclinó la cabeza a modo de respeto.

Muirgen colocó sus zapatos para poder subir al caballo; Thranduil recordó a Ravenna, era igual a ella, rebelde, altiva. ¿sería también peligrosa? Se preguntó el rey a si mismo al regresar a su transporte.

Otras horas más de viaje pasaron, de pronto al cruzar la planicie en tonos verdes y amarillos estaba la entrada del bosque, más guardias se encontraban resguardando la misma.

— Quiero un cerco para cuidar a la princesa— ordenó.

Una decena de guerreros elfos la rodeo, no sabía que pasaba, era acaso que tenía un dragón en el bosque, o alguna especie de bestia custodiando aquella entrada.

La miró detenidamente, era un arco formado por dos árboles inclinados, muy viejos ya, se notaba que el tiempo no había sido del todo misericordioso con la estructura, pues ahora estaban doblegados, ahogados en las malas hierbas.

—¿Pasa algo?— preguntó la princesa a un guardia.

— Arañas— fue lo único que pudo contestarle el guerrero antes de que caminaran junto a ella.

El nombre de Bosque negro le quedaba muy bien, el follaje no dejaba entrar ni un pequeño rayo de sol bueno sólo unos delgados, las hojas tenían un color grisáceo un poco aterrador, de pronto a la mitad del camino comenzaban a caer pedazos de hojas con ¿Telaraña?,y entre el follaje oscuro de los árboles se encontrabas las telarañas, tan oscuras y tupidas, colgadas de árbol en árbol, eran gruesas y algunas pequeñas se enredaban en los troncos.

Buscó la espada por si la necesitaba, sólo se escuchaba el crujido de las hojas que se doblegaban ante las pisadas del caballo, el crujido de un árbol hizo que abriera los ojos, trató de observar que había causado tal ruido.

— ¡Arañas!, ¡Aniquílenlas! — gritó el jefe de la guardia.

Un enorme arácnido cayó delante del caballo amenazando con sus colmillos, gigante, tan negra como una noche.

Sacó la espada con empuñadora de plata e incrustaciones de diamantes que fielmente había guardado, se puso de pie en el lomo del caballo lanzando lejos los finos zapatos.

— ¡Su majestad! — gritó uno de los guardias haciendo que los ojos de Thranduil se fijaran en la chica que en un salto espectacular atravesó al arácnido quedando de pie con elegancia encima del espécimen.

—No escucharon la orden— de pronto una de éstas se abalanzó sobre el caballo dejándolo muerto. Se giró hacia la bestia arácnida, y pudo ir su voz, un siseo extraño y perturbador, eran como un leve crujido, los ojos azules de la chica se abrieron de más hasta que el filo de la espada de uno de los soldados la partió por la mitad.

Muirgen reaccionó, pudo ver como los demás guardias peleaban, ella se iba a unir a estos, pero el galope del transporte de rey se escuchó muy cerca, la tomó de la cintura estrujándola contra su pecho, tenía su rostro tan cerca.

Los guardias abrieron paso, no supo cuanto tiempo avanzaron entre la maleza, sólo podía escuchar el crujir de las ramas secas, el sonido del viento golpeándola, no quiso mirarlo, porque había algo en sus ojos que le parecía demasiado hipnótico.

Por el rabillo del ojo noto una puerta azul, junto con un puente de piedra, tan alto como una torre, una elfa de cabellos rojos se acercó al Rey quien aún tenía a la princesa junto a su pecho; Se soltó bruscamente aun con la espada en mano, su más preciado caballo estaba muerto.

—Guíenla hasta mis aposentos— ordenó el rey elfo a los guardias que se habían conglomerado por su llegada.

Tauriel era el nombre de la elfa que los había recibido, miró a la chica pensando que era la nueva adquisición del rey para su diversión, el soberano guardo su arma con habilidad que la princesa pocas veces había visto, mientras endurecía la mirada, nuevamente. Los guardias la escoltaron hacia adentro, sin enterarse de la conversación que tendría con la elfa de cabellos casi rojizos.

— Mi lord— hizo una reverencia la Elfa para seguir el paso de su rey.

—¿Dónde está Legolas? — preguntó el soberano con el mismo tono de siempre.

— Salió con la compañía de defensa— los ojos del rey se abrieron por la furia.

— Ordena que preparen los aposentos de la princesa Muirgen— la elfa asintió con obediencia absoluta a la orden del Rey.

— Mi lord, puede preguntar, ¿quién es? — la osadía de la elfa sólo se debía a que en su cabeza había miles de preguntas

— no— se alejó el Rey a toda prisa.

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Ya saben, ponganle estrellita, comenten, compartan y los amaré más que ayer.

Forbidden Love [Thranduil]  || WATTYS LONGLIST 2018|| PROCESO DE CORRECIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora