SOMEDAY [TERMINADA]

Capítulo 10

POV ELI

Después de toda aquella agitación y decirles a todos que Kiseop y yo salíamos, decidí llevar a Kiseop al parque como le había prometido. Habíamos despertado bastante tarde (a la una de la tarde), pues llegamos en la madrugada de grabar el MV, así que cuando llegamos al parque de diversiones eran ya las tres y había bastante gente. Tanto Kiseop como yo ocultábamos nuestras identidades, él con un gorro tejido y lentes grandes transparentes y yo con una gorra que me fascinaba y lentes oscuros. Tal vez no fuera mucho pero confiábamos que entre tanta gente pasáramos desapercibidos.

Seoppie se veía muy feliz, agarrando mi mano para guiarme entre la gente y sonriendo todo el tiempo. Al verlo tan contento yo sonreí. Adoraba a este chico, era mi confidente, la persona en la que más confiaba, aquel que con un beso me había hecho darme cuenta de que también podían gustarme los chicos, el que secaba mis lágrimas y estaba conmigo a todo momento ¿Cómo no amarlo? En verdad lo amaba, con toda el alma, aunque no como amaba a Kevin. Pero haría todo lo posible para sacar a Kevin de mi corazón, para amar a Kiseop como él me amaba a mí, porque estaba seguro de que él era la persona indicada para mí, mi media naranja y alma gemela. Kiseop era ahora mi mundo.

-Eli vamos a la montaña rusa- me dijo Kiseop mientras jalaba mi manga.

-Pero luego te mareas- lo reprendí. Era muy sensible.- Mejor vamos a la casa de los sustos- sugerí.

-Pero sabes que soy muy miedoso- se quejó haciendo un puchero. Era tan adorable.

-Pues así si tienes miedo puedes abrazarme- apreté sus mejillas mientras le guiñaba un ojo. Kiseop se puso colorado y sonrió.

-Pues vamos entonces- dijo sonriendo pícaramente y me jaló hasta aquella atracción.

Pagamos nuestras entradas y nos metimos a aquella estructura oscura y siniestra. Solamente puse un pie en aquel lugar y supe que nos habían timado. El lugar no estaba tan oscuro como debería y la sangre falsa y telarañas estaban por todos lados. Las sombras a nuestro alrededor se veían claramente que eran personas disfrazadas o figuras de plástico. Suspiré con aburrimiento. A mi lado Kiseop se aferraba fuertemente a mi brazo, temblando de manera nerviosa. Vaya que si era muy asustadizo y eso me encantaba de él. Era adorable.

-Eli mejor salgamos de aquí- susurró mientras se acercaba más a mí.

-Vamos Kisopu, ya entramos ahora no hay vuelta atrás- pasé un brazo alrededor de sus hombros. En un principio se sobresaltó, pero luego se relajó y se acerco más- Yo estoy contigo- él asintió y siguió caminando.

Mientras recorríamos aquel lugar las luces cambiaban intermitentemente de moradas o negras a rojas. Se escuchaban gritos y risillas siniestras y cuando te acercabas mucho a una pared, una sombre te tocaba el hombro o te gritaba al oído. A mí todo esto no me asustaba, tal vez una o dos veces me tomó por sorpresa pero nada grave, pero al parecer Kiseop se estaba muriendo del miedo. Cada vez que había algún sonido un poco fuerte saltaba o soltaba pequeños grititos. En una ocasión una persona disfrazada lo asusto tanto que literalmente saltó encima de mí, sosteniéndose de mi cuello y sollozando. Jamás la había pasado tan bien en una casa de los sustos.

-Eres un palomo malo- me dijo con un puchero enojado una vez que salimos del lugar- Tenía mucho miedo.

-Pero así me quieres ¿No?- lo atraje hacia mí, hasta que nuestros pechos se tocaron, sintiendo sus latidos agitados. Kiseop solo asintió y me miró a los ojos, mientras o me perdía en el mar oscuro que eran los suyos- Porque yo te adoro- le dije y lo besé con ternura, saboreando sus labios. Eran tan suaves y adictivos, como si fueran una droga que me había atrapado desde la primera vez que la probé. Adoraba besar a Kiseop, a pesar de que yo tenía el control de aquel beso, él no se quedaba atrás y a momentos el aprisionaba mis labios entre los suyos o jugueteaba con mi lengua. No mentía cuando le dije que era un gran besador.