Pánico

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Levanto la vista, un grito ahogado abandona mis labios y los de Esteban al mismo tiempo y aunque la situación me está desbordando, siento un pequeño momento de conexión, de apoyo, de empatía. Amo que sea como yo y entienda la postura que tiene mi familia con respecto a las relaciones y el casamiento. Mis padres se casaron vírgenes y yo tengo pensado hacer lo mismo, él lo sabe y lo entiende, ya que sus padres también son religiosos como mi papá. Más importante que todo, ellos lo adoran y mi papá a ellos. Todos estamos en sintonía con esas cosas. Es lo que me da libertad de hacer con él muchas cosas que no me dejarían hacer por mi cuenta. Mi papá confía en que me crió bien y como conoce a mis suegros, confía de más en Esteban. Él sabe que mi novio me va a cuidar bien, probablemente, para siempre. Espero que para siempre, porque no sé cuando voy a encontrar en mi vida a alguien como él. No hay nadie como él, es por eso que yo lo voy a cuidar también, atesorar... no metiéndole los cuernos imaginariamente. ¡Oh, la culpa!

¿Cómo se atreve Berni a decir que yo pedí eso para mi cumpleaños? Es decir, me gustaría tener eso con mi novio, pero todavía no estoy lista y no creo que él tampoco lo esté. Es algo normal esperar, solo estuvimos saliendo por cuatro años, no tenemos ningún apuro y toda la vida por delante. Porque está más que sabido que no hay forma de que no nos terminemos casando, eventualmente. Espero que pronto. Muy pronto.

Levanto las manos para moverlas en gesto negativo mientras susurro No, no, no, para mis adentros. Rogándole a Berni con la mirada, quien me mira divertida y vuelvo a ser un simple blanco de práctica. Una masa que puede amoldar como ella quiere, cuando quiere, dejándome en posiciones incómodas, disfrutando de mi dolor.

—¿Querés eso?

Ok, esa no es la reacción que esperaba. Esteban está calmado, me mira con sus ojos almendrados en los cuales me podría hundir para siempre, como si intentara darme fuerzas para que hable honestamente. ¿Quiero realmente esto? Nunca lo había pensado realmente. Vuelvo a pensar en mis muslos regordetes y se me hace un nudo en el estómago, pero después pienso en el físico de Esteban cuando entra a la pileta. Me digo a mí misma que si hay que hacerlo con alguien, sería con él. Definitivamente. Es decir, su cuerpo no me da asco, no tanto como los de los demás. Nunca lo había intentado imaginar desnudo. Creo que sí. Si estuviéramos casados, no dudaría ni un segundo, ¿no es lo qué tengo que hacer? Pero no lo estamos y siento que de alguna forma subliminal estoy hablando de casamiento.

—Puede ser... O sea, sí, no dudaría en hacerlo con vos.

Digo en un susurro. Estoy más avergonzada de pronunciar las palabras frente a mis amigas que de admitir que de verdad estoy hablando de acostarme con él. Esteban se ríe a carcajadas y mira a mis amigas, ellas devuelven el gesto con una sonrisa de la cual Esteban no sospecha nada, pero lo dice todo, por lo menos para mí. Hicieron todo esto a propósito para reírse de nosotros después, lo sé. No sé cómo es que a Esteban le caen tan bien, él y yo somos bichos de diferentes mundos para ellas. Objetos de exploración, ratones en un laboratorio. Es por esto que tiene tantos amigos, es sumamente agradable, incluso con las personas que no se lo merecen.

Termino de comer mi alfajor y me levanto de un golpe, ya no puedo más con tantas miradas y esta presión. Estoy a punto de decirles a mis amigas toda la verdad, pero Esteban me interrumpe cuando ve que estoy a punto de convulsionar de los nervios.

—Está bien, no te estreses, yo también.

Toso atragantada con el aire y creo que mi cerebro está por explotar. ¿Por qué me dice eso en frente de mis amigas arpías? ¡Esto es peor! Este es el peor día de mi vida.

—¿Escuchaste Cora? Solo tenías que pedir.

Jimena se para también con su bandeja en la mano, seguida de Berni. Tranquilas, las dos se mueven con el mundo como si no estuvieran pisando mi autoestima como dos gigantes macabros y sádicos. Para cuando quiero reaccionar, Esteban, el último en pararse, me besa, dulcemente, con ese toque leve de labios que compartimos casi todos los días.

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