Abatimiento

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Me paro sobre la cama, pero me toma de los tobillos y me vuelve a tumbar. Riendo intento reptar por los colchones para librarme de sus manos, pero con determinación tira de mis piernas y me arrastra más hacia él, me muerde uno de mis muslos y grito mientras estallo en carcajadas.

—¡Ugh! ¡Sos muy linda!

Dice frustrado dándome vuelta para que lo mire aunque siga intentando escapar.

—Y vos malo, tenés que dejar de hacerme marcas.

Miro las mordidas que tengo en mi cuerpo junto a los chupones, si sigue así, va a ser difícil de disimular las marcas y alguien va a denunciar que me maltratan.

—No es mi culpa que tu piel sea hipersensible.

—¡No lo es!

Grito intentando zafarme de sus manos que intentan tomarme de los brazos siendo suave para no volver a lastimarlo.

—Bueno... es tu culpa por ser vos.

Empiezo a reírme con sus cosquillas y estas cesan cuando Andy me besa el ombligo, es tan sensual cuando hace esas cosas. Traza un camino de roces peligrosos de labios hasta mi entrepierna. Cuando empieza a besarme intensamente como él solo sabe, mis risas se convierten en puro placer, tomo a Andy por el pelo y esta vez lo presiono más contra mí, solo él sabe mover la lengua de esa forma fantástica.

—Parece que estás exigente.

—Callate.

Ordeno y tiro de su pelo cuando pasa la lengua plana entre mis piernas. Introduce dos dedos y el conjunto de las dos cosas va a volverme loca, no sé en qué concentrarme o qué me gusta más en este momento.

Mis piernas vibran, Andy sabe que me tiene a punto, hace un movimiento para rematar y caigo sudada en el colchón del sótano.

—Rico desayuno.

Él bromea y se acomoda a mi lado prendiéndose un cigarrillo, exhausto. Golpeo su hombro y tira de mi brazo para que rodee su cintura en él y me acueste sobre su pecho, lo hago sin pensar y un quejido en forma de soplido me pone en alerta.

—Tengo que bañarme y buscar ropa limpia.

Le informo cuando siento que reposa su mano sobre mi espalda bañada en sudor.

—Te voy a volver a ensuciar, linda.

Informa exhalando una bocanada de humo. Huelo el fuerte olor junto al de la alfombra, el sudor de Andy y su fuerte colonia. Desearía poder grabarlo en mi memoria con fuego.

Hunde su rostro en mis mechones y larga el humo de la siguiente pitada que se filtra por mi cabello y se esparce en la habitación, desordenado. Me encanta estar así, tirada con él, sin reflexionar que hay afuera del sótano, que hay más allá de la cueva. Es como si fuera otra dimensión donde solo existimos nosotros y donde podemos hacer lo que queramos como queramos. Le quito el cigarrillo y tomo una pitada sin tragar el humo, me subo sobre su pecho y sin tocar sus labios, pero a una corta distancia lo exhalo para que él pueda consumirlo. Sé que le encanta esta forma, no entiendo por qué no le gusta que tenga contacto con cigarrillos, cuando ama que haga esto.

—¿Vas a ser mi novia?

Acaricia mi frente sudada, retira uno de mis mechones colorados abarrotados con frizz de mi cara y me observa con fascinación.

—No.

Le digo riendo.

—Tenía un montón de cosas planeadas.

—¿Cómo encerrarme todo el día en un sótano?

Me acomodo mejor en la cama y me cubro con las sábanas.

VirgenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora