Vulnerabilidad

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—¡Dejame llevarte!

—¡No!

—No podés con todas esas bolsas, son muchas y muy pesadas.

—Hago esto todos los fines de semana. Gracias. Puedo ir con tres bolsas y son solo un par de cuadras.

—Te voy a perseguir en el auto de todas formas, y en vez de cansarte, podés ir cómoda en él. No sos una persona lógica.

Cuando llegamos a su coche, abre la puerta del acompañante y hace un gesto de reverencia. No sé por qué lo hago, pero después de dudar unos segundos me subo. Es como si volviera a activar ese botón que solo él sabe dónde está. El olor me invade y me siento en la punta del asiento para no mancharme los pantalones con lo que sea que está desparramado por el asiento. Acomodo las bolsas de las compras entre nosotros para generar distancia y miro por la ventanilla con la mano en mi mejilla. Rendida, rendida ante él.

—¿Ves? ¿No es más fácil así?

Tengo que aceptar que ya no hay forma de sacármelo de encima, solo me queda relajarme y dejar que me lleve a mi casa. No es tan grave, es pesado, pero tengo que admitir que no parece alguien que pueda hacerme algo malo, no como creía. Aunque las leyendas de él, me mantienen con la guardia en alto. Lo observo mientras maneja con una sola mano, moviendo el volante con su palma y se acomoda los lentes de sol antes de prender la radio. La música es horrible, pesada y violenta, me acerco a la perilla del volumen y la bajo al mínimo. Andy dibuja una media sonrisa y vuelve a subir el volumen sin decir nada, cuando quiero alcanzar la radio una vez más me toma de la muñeca en un movimiento.

—¿Buscaste en internet la información que necesitabas?

Recupero mi brazo y me acomodo mejor para volver a mirar fuera del auto.

—Sí.

—¿Y qué encontraste? ¿Interesada en probar?

Baja la espalda por el asiento y sube una rodilla para acomodarla contra la puerta del conductor. Es increíble que por más que haya dormido acá no tenga la cara destruida, ni ojeras, ni huela mal. Bueno, un poco, a cigarro viejo.

—No, es más, me desagradó tanto que ahora no quiero hacerlo. ¿Quién le pone cosas adentro a una mujer?

Golpea el volante divertido y se retuerce de risa, pasa por encima de mí sin cuidado y abre la guantera sobre mis muslos para sacar de dentro una caja de cigarrillos, un par de preservativos caen al suelo y observo la botella de vodka que está a la mitad que se mueve dentro con los movimientos del auto. Los papeles están todos arrugados y abarrotados contra una esquina, y en la opuesta un dibujo me llama la atención, pero antes de que pueda decir algo al respecto, cierra el compartimiento con un golpe. Tiene que darle otro golpe con el puño cerrado para que se cierre por completo.

—¿Eso viste? Tendrías que haber buscado porno soft para empezar.

—¿Qué?

—Porno soft.

—¿Tenés que fumar todo el tiempo? Es nocivo y perjudicial para mí, que estoy a tu lado. Además de que te deja un aliento horrible.

Andy deja el paquete sobre el volante y saca de su bolsillo, después de estirar su cuerpo como un animal sin cuidado, una caja de mentas. Me la extiende y niego. Él se lleva tres a la boca y se estira sobre las bolsas para soplar sobre mi cara, tan cerca que me tengo que apartar levemente.

—¿Mejor?

Mi celular comienza a sonar y no le saco la vista a Andy de encima mientras meto mi mano dentro de mi cartera y alcanzo el aparato.

VirgenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora