Timidez

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—No digas idioteces, Teo.

Andy lo vuelve a amenazar y "Teo" le muestra el dedo del medio. Ahora me doy cuenta de que están borrachos, porque arrastran las palabras. Miro al de pelo azul y me encanta como le queda el nombre, creo que él puede ayudarme a pasar el rato mientras mantenga su distancia.

—¿Teo solo?

Andy enarca una ceja y yo ya me pongo obsesiva con el tema de los significados.

—Teodoro.

"Regalo de Dios". Lo parece, comparado con los otros dos, porque es el que menos se comporta como un animal, relaciono su pelo con el cielo y sonrío. Es un lindo nombre.

—¿Qué pasa?

Pregunta Ian cuando ve que estoy en la luna.

—Nada, me gusta su nombre, le queda bien.

—¿Qué problema tenés con los nombres?

Levanto los hombros y le quito importancia.

—Ninguno, me gustan.

Me sonrojo ¿Qué estoy haciendo? Tendría que estar callada en una esquina viendo cómo los punks se comportan en su estado natural, no siendo el alma de la fiesta. Si me expongo mucho, ¿quién sabe qué van a hacer? No sé qué hacen los punks cuando se juntan a pasar el tiempo. Siempre vi a este tipo de gente como personas inalcanzables con las cuales nunca iba a compartir más que una mirada por la calle, mientras seguimos nuestros caminos completamente opuestos. Ahora, estoy en la ronda sentada con ellos y definitivamente debería cerrar la boca.

—¿Interrumpo algo? Puedo volver más tarde.

Le pregunto a Andy pretendiendo que no es muy tarde, es decir, ya me senté, tendría que haber ofrecido eso apenas entré.

—No.

No sé por qué busco con los ojos para ver si Ian tiene una cerveza en la mano, pero no la tiene, nadie tiene cervezas, solo Andy una lata entre sus manos.

—Nadie, nadie me deja así.

Ian apunta a la morocha y está ríe. Retoman la conversación que se ve, tenían antes de que yo llegara y como no sé de qué estaban hablando, solo me quedo contra la pared y escucho atentamente intentando entender algo y entrar en contexto. No para participar, sino porque me da mucha intriga saber de qué habla esta gente en un día normal.

—No iba a devolverte el favor si es lo que esperabas.

—Eso ya lo sé.

Todos ríen ¿Tengo que irme disimuladamente? Sé que llegué temprano, pero ¿Andy pretendía que sus amigos no estuvieran cuando llegara o no? Se deberían estar por ir. ¿No? No sé qué es peor, si estar sintiéndome como una infiltrada o estar sola con él. Me siento mejor ahora que hay más gente, es menos íntimo, después me voy a sentir menos culpable, pero a la misma vez, siento como si fuera esa persona a la cual no invitaron al cumpleaños, pero se presentó en la fiesta de todas formas.

Ahora no me da miedo estar con ellos, conocí a Andy y no era tan terrible como pensaba y como todo el mundo creía. Es solo un chico desprolijo y puede ser brusco, con un humor que no entiendo, algunas veces impulsivo y me lleva a su ritmo sin entender que soy más lenta que sus amigos y que hay cosas que todavía no entiendo, pero no es malo. Para nada, no siento maldad en él. Me le quedo mirando mientras reflexiono esto y él me guiña el ojo a la distancia a lo que respondo corriendo la mirada.

Teo se inclina hacia adelante y entre nosotros me mira primero a mí y después a Andy.

—¿Qué onda?

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